DILEMAS DE UN CORAZÓN ADOLESCENTE

— Discúlpame que no te pregunté por tu día, pero en la noche hablamos de como te fue en tu primer día de clases, tesoro .

—No te preocupes, luego hablamos. Adiós,me despido.

Lo veo perderse en la recta calle mientras busco el juego de llaves en mi mochila y abro la puerta. La casa está en silencio informándome que mi abuela no está. Dejo el bolso sobre el mueble caminando a la cocina, es la una y veinticinco de la tarde, hay una nota pegada en el refrigerador.

Fui a ver a tu abuelo al trabajo, tu comida está en el microondas listo para calentar, además hice galletas, pero no comas demasiado. Te amo.

Miro la nota y sonrío. Me da gusto que haya hecho galletas.

Abro el refrigerador en busca de algo muy frio, me encuentro con un jugo de mango (mi favorito). Sacó un poco y cierro la nevera saboreándolo.

Subo al cuarto para cambiarme.

Mientras me quito la ropa siento la tarjeta con el número de Iker. La tomo entre mis manos y mi curiosidad se activa.

¿Debería o no llamarlo?

Mi curiosidad como siempre gana. Tomo el teléfono pero en vez de llamarlo me decido por algo más discreto. Le escribo.

—Hola soy Ece, éste es mi número.

Borro el mensaje, no me gusta cómo suena en mi mente. Pruebo nuevamente.

—Hola, soy Ece.

Ese me parece más simple, así que con unos leves nervios lo envío.

La respuesta no tarda en llegar, me sorprende la rapidez con la que responde.

—Hola, Ece. No pensé que fueras a escribirme.

Sonrío. Realmente no iba a hacerlo pero bueno, ese es otro tema.

Otro mensaje:

—¿Cómo estás? Gracias por ayudarme ese día, no sabes de la que me salvaste, te debo una muy grande.

Sonrío mientras leo y comienzo a responder.

—Bien ¿y tú? ¿Cómo sigue tu pie?

Lo envío para luego escribir de nuevo.

—No te preocupes, no fue nada además lo hice con mucho gusto.

Dejo el teléfono sobre la mesa de dormir junto a mi cama mientras termino de desvestirme para ir a tomar una ducha. Quedo en ropa interior y me apresuro a contestar el mensaje que recién acaba de llegar.

—Yo estoy bien y me alegro que tú estés igual.

—Mi pie está bien, ya no me duele, pero creo que aún conservo la marca de tu pie sobre el mío.

No sé porque, pero me rio a carcajadas, siento una extraña felicidad.

Llega otro mensaje:

—¿Qué harás esta tarde? Te tengo un presente. No pienses mal es solo un pequeño agradecimiento, además me encantaría que fuéramos amigos y así nos podemos conocer un poco si así lo deseas.

Mi entrecejo se frunce con confusión y fisgoneo.

—Estoy libre, pero no es necesario que me des nada, no podré aceptalo.

Me quedo de pie para esperar la respuesta. No dura más de un minuto en llegar.

— Por favor aceptalo, ya lo compre y creo que te puede gustar. ¿café a las dos, en la cafetería Marena?

Miro el reloj, faltan unos quince minutos para esa hora y ese local queda muy cerca de aquí.

—Bien acepto. Nos vemos a esa hora, escribo.

Envío el mensaje y dejo el teléfono sobre la cama, luego me encamino al baño.

Después de tomar la ducha más rápida de mi vida, me encuentro buscando algo de vestir. Me decido por un pantalón color blanco, una camisa simple de mangas cortas color azul y unos zapatos a juego. No me maquillo, simplemente me hago una coleta alta descuidada digna de mí.

Salgo de la habitación con mi teléfono en mano y agarro una galleta y me pongo en marcha.

Marena queda a la siguiente cuadra, es un local pintoresco donde se encargan de servir bebidas deliciosas, desde un simple café a una deliciosa malteada. Al cruzar la calle miro el lindo letrero que sobresale del local, mostrando un: bienvenido a Marena en letra cursiva.

Al entrar al local la campanilla suena. Está a medio llenar, el olor a café y chocolate hace que mi boca se vuelva agua. Miro en busca de mi cita (por así decirlo) y me doy cuenta de que Iker está sentado en un reservado. Se encuentra distraído en su teléfono por lo que no se ha dado cuenta de que acabo de llegar.

Camino a paso firme a donde se encuentra, justo cuando estoy a punto de llegar él eleva la mirada.

Unos nervios bastante molestos se instalan en mi estómago. Me sonríe ampliamente, así que yo le doy una sonrisa de boca cerrada.

Lleva puesta una camisa simple de mangas cortas color verde, unos jeans algo desgastados y unos zapatos negros. Aun así vestido de lo más común no deja de verse totalmente guapo.

—Hola. Siéntate ofrece, señalando la silla delante de él.

Hago lo que me pide con cautela.

Después de sentarme lo miro, espero a que él hable ya que por eso es que he venido.

— ¿Cómo estás, Ece? pronuncia mi nombre de manera pícara, o al menos así lo he sentido yo.

Su extraño acento, el cual no había notado se escucha súper sexy, además que da la leve impresión de ser exótico.

¿De dónde será?

Yo estoy muy bien, Iker ¿y tú?,pregunto para seguir el hilo de la conversación.

— Bien, gracias responde, alzando el menú con interés.

—¿Te puedo invitar algo? Elige lo que quieras.

Miro el menú sobre la mesa dudosa, luego de un par de segundos lo tomo, es imposible negarse a tomar una malteada si es aquí, son las mejores en toda la ciudad. Elijo una malteada de fresa, café y chocolate, mientras él solo se decide por un batido de mango.

Cuando el mesero desaparece, por fin veo su intensión de querer hablar.

—Te preguntarás porque te he citado,dice sonriendo.

—De hecho si, es lo único que ronda mi cabeza, respondo.

— La verdad no es solo el detalle que tengo para tí, también es una propuesta muy loca, pero que creo que te puede interesar mucho.

—Es bastante curioso que un chico al que apenas conoces diga que tiene una propuesta que me puede ser conveniente, es raro, pero te escucharé, respondí colocando mis codos sobre la mesa.

Su mirada derrocha un brillo divertido.

Alzo una ceja esperando su respuesta.

—Bien, lo siguiente que te quiero proponer es algo que quizá te convenga, quizá no. Todo depende de cómo lo tomes.

Explica sin despegar sus ojos de los míos. Sus ojos me resultan impresionantes, son color marrón es bastante atractivo. Le hago un par de señas para que continúe.

—Bien, la propuesta consiste en lo siguiente: necesito que te hagas pasar por mi novia durante un par de semanas.

Quedo paralizada.

¿Esas palabras fueron reales o producto de mi imaginación?

¿En serio acaba de pedirme eso?