“Primero fue una obsesión... luego, una condena disfrazada de amor.”
Dayana dejó atrás su mundo para perseguir un futuro como estudiante de medicina, sin saber que su destino cambiaría con una sola mirada en un aeropuerto. Suang, un hombre frío, poderoso y marcado por la oscuridad, la quiso solo porque no podía tenerla.
La obligó a ser su esposa, no por amor, sino por capricho.
Pero con el tiempo, algo inesperado comenzó a quebrar su control: el amor. Un amor que llegó demasiado tarde.
Encerrada en una jaula de lujos, Dayana aprenderá que no todos los sentimientos salvan… algunos destruyen.
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#2
Ya estando en su haciendo Dayana intento hacer caso omiso a la extraña sensación que le dejó aquel hombre de mirada oscura, se puso sus audífonos y reprodujo una de las canciones de su playlist
🎶Yeah, ah, get it
Yeah, ah, get it, yeah
Yeah, ah, get it
Yeah, ah, get it
Yeah, ah, get it
Yeah
You ain't nothing but a-
Dog, player, ah get it
Fraud, player, ah get it
I understand, I understand
You ain't the man, you ain't a man (you ain't nothing but a-)
Hound dog, hound dog, hound dog
You ain't nothing but a-
Player getting valeted around in that ho whip
Two fingers, set one down on my toes ten
Fueled out with my boobs out, put a cork in it
Love it when you be crying out when I'm corseted
I don't think you gon' make it, do not let me start raging
I'm losing my patience, this ain't staying in Vegas (you ain't nothing but a-) 🎶
Se empezó a escuchar de fondo en sus audífonos, Dayana cerró los ojos y sé cómodo en su asiento recostando Se en el respaldo de este y concentrándose solo en la letra de la canción. De un momento a otro se sintió incómoda y removiéndose en su asiento abrió los ojos encontrándose con aquella mirada
Dayana se sintió incómoda bajo la mirada fija del hombre. Estaba sentado en uno de los asientos del frente, pero su mirada parecía atravesar la distancia y clavarse en ella. Dayana intentó ignorarlo y se concentró en la canción que sonaba en sus audífonos, pero no podía evitar sentirse observada.
Se movió incómodamente en su asiento y se ajustó los audífonos, intentando bloquear la mirada del hombre. Pero cuando volvió a abrir los ojos, él todavía la estaba mirando fijamente. Dayana se sintió un escalofrío recorrer su espalda y se preguntó qué era lo que quería ese hombre. ¿Por qué la estaba mirando de esa manera?
Aquel hombre no dejaba de mirarla notando hasta el más mínimo detalle
Me senté en mi asiento, con los ojos fijos en la chica que se había sentado unos filas atrás. Su belleza era impresionante, pero no era solo eso lo que me atraía. Era la forma en que se movía, la forma en que su cabello caía sobre sus hombros, la forma en que su piel morena parecía brillar en la luz.
Me sentí una oleada de deseo que me hizo sentir incómodo. No era el tipo de persona que se dejaba llevar por sus emociones, pero no podía evitar sentirme atraído por ella de manera obsesiva.
La miré fijamente, estudiando cada detalle de su rostro y su cuerpo. Me sentí como un depredador que había encontrado su presa, y no podía evitar sentirme excitado por la idea de poseerla.
Pero lo que realmente me divertía era su nerviosismo e incomodidad. La forma en que se movía incómodamente en su asiento, la forma en que evitaba mi mirada, la forma en que su rostro se sonrojaba ligeramente. Me parecía tierna, vulnerable, y eso solo aumentaba mi deseo por ella.
Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda al pensar en cómo podría aprovecharme de su nerviosismo, de cómo podría hacerla sentir aún más incómoda y vulnerable. Me divertía la idea de jugar con ella, de ver hasta dónde podía llegar antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba pasando.
Mi mente comenzó a maquinar planes, a pensar en cómo podría hacer la mía. Me sentí un hombre sin límites, sin moral, sin compasión. Solo me importaba una cosa: poseerla.
Suang salió de sus pensamientos cuando su teléfono empezó a sonar, lo saco de su bolsillo sin despegar la mirada de Dayana y contesto -¿bueno?- se escuchó al otro lado de la línea
-¿que quieres?- preguntó Suang acomodándose en su asiento y agarrando una copa de vino ya cerbida
-jefe.....huvo...un...un problema- dijo con la voz temblorosa y dubitativa
- ve al grano- su voz fue fría y cortante, como si fuera una advertencia silenciosa
-El...el envío de mercancía que teníamos programado para hoy...no llegó- dijo la voz al otro lado de la línea, temblando ligeramente.
Suang se sintió una oleada de ira recorrer su cuerpo. -¿Qué quieres decir que no llegó?- preguntó, su voz baja y amenazante.
-Hubo un...un problema con el transporte- respondió la voz, intentando justificar.
Suang se rió, una risa fría y mirthless. -Un problema con el transporte- repitió, su voz llena de sarcasmo. -Eso es lo que me dicen todos. Todos tienen una excusa. Pero yo no pago por excusas. Yo pago por resultados.
Hubo un silencio al otro lado de la línea, antes de que la voz respondiera. -Lo siento, jefe. Haré lo que sea necesario para arreglar esto.
Suang se sintió una sonrisa cruel en su rostro. -Eso espero- dijo, antes de colgar el teléfono.
Se sentó en silencio por un momento, su mirada fija en Dayana, que seguía sentada en su asiento, ajena a la conversación que acababa de tener. Suang se sintió una oleada de deseo recorrer su cuerpo, y su mirada se volvió más intensa, más posesiva.
La chica no sabía lo que se estaba metiendo. No sabía quién era él, ni lo que era capaz de hacer. Pero pronto lo descubriría. Pronto, Suang la tendría en su poder, y ella haría cualquier cosa que él le pidiera.