Para Estela no importaba lo que tuviera que hacer para cumplir sus sueños, era capaz de todo, pero no todo saldría como ella pensaba. Tu que serias capaz de sacrificar para cumplir tus metas?
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Cada cosa en su lugar
Paso el tiempo, llegó el momento de que Román se encontrara con Pamela, yo estaba algo nerviosa, al final algo podía salir mal y yo ya me había hecho a la idea de quedarme con Román, además si no lo hacía, perdería todos los privilegios que tenía, y mi imagen podría verse dañada. No lo amo, pero amo lo que soy a su lado, sé que suena horrible, pero es lo que es.
Regresa de su cita muy contento, me llena de besos y me dice que ya llegaron a un arreglo, el fin de semana disolverían el compromiso ante sus familiares, yo desapareceré esos días, le digo que tengo que estar con mi mamá. Él cree que estoy sufriendo y ansiosa por celos, pero yo solo quiero que acabe ya con esto.
Llego al departamento de mi familia y debo contarle todo a mi madre, porque si no exploto, a mis amigas no les puedo decir las cosas tal y como son, solo mi mamá me entendería. Mientras les cuento como han sido las cosas y las intenciones de Román, mi hermana Delia solo hace cara de disgusto, ya sé que me odia, pero podría disimular un poco, las demás se alegran, ya estando libre, van a tener que conocerlo.
Cuando acaba su compromiso, me manda un mensaje anunciando que pasará por mí al departamento, que le de el número, yo le niego, diciendo que mi familia no está preparada, pero me dice que nada importa, así que se lo doy, me avergüenza que vea donde vivía, pero tarde o temprano lo va a saber. El llegó y tocó la puerta, yo abrí y lo dejé pasar, el no se fijaba en el lugar, sino en las personas que estaban ahí, llevaba un ramo de flores que le entregó a mi mamá, y por cortesía Ana le ofreció un café, el aceptó y pasamos a la mesa a tomarlo con algunos de los pastelitos y galletas qué mi hermana preparaba, le encantaron y terminando el café nos despedimos, Delia no podía disimular su enojo, no quería verme bien, pero aunque le pese, Román será mi esposo algún día. De camino al departamento, solo me hablaba de lo feliz y aliviado que se sentía, ya no tendría que mantener nuestra relación en secreto, y de repente me preguntó si me daba cuenta de que ya, éramos novios, yo me reí, el entonces me pidió que dejara de actuar como amante complaciente, enójate, discute, en fin, se tú, ya no quiero ser el que de decide todo, me dijo, pero para mí seguía siendo lo mismo tal vez ahora con mi más privilegios pero era lo que me convenía, aun así tendría que hacer lo que me pedía.
Esa noche después de tener sexos nos quedamos dormidos abrazados como una feliz pareja.
Las semanas siguientes pudimos pasear sin escondernos, fuimos al cine, de compras a cenar, solo faltaba que me me llevara a conocer a su familia, pero como él no lo mencionaba, tuve que preguntarle, el le resto importancia, y me dijo que los conocería cuando estuvieran listos, yo adiviné que no querían hacerlo, tal vez porque recién acaba de romper su compromiso, pero confío en que Román es lo suficientemente maduro para arreglar esta situación, si me pide tiempo, eso no será problema, yo esperaré con paciencia. La vida me sonreía y no tenía prisa, estaba disfrutando del éxito profesional que tanto anhelaba.
La que no tendría paciencia es Delia, a la que le molestaba mi suerte. Ella había tenido que entrar a trabajar en un almacén como secretaria, porque no termino los estudios, hubiera podido ayudar a Ana, pero como tampoco le gusta que le vaya bien, y no es para nada buena en la cocina, tuvo que buscarle por su lado. Aunque lo que encontró no era de su agrado, debía trabajar para pagarse sus gastos, si bien en casa no hacía falta nada, no le daban dinero tampoco, como andaba con aires de grandeza porque según ella su papá era de mejor categoría, nos menospreciaba y no iba a andarle pidiendo a nadie para darse sus gustos.
Lo que me sorprendió es que Román con la visión empresarial que tiene, me planteó la idea de ponerle un local a Ana, y montar una repostería como debe ser, con empleados y venta al público además de sus entregas, una marca registrada tal cual, a mi me gustó mucho la idea, pero tenía que hablar con la familia, ya que eso las implicaba directamente, yo pensaba que era una inversión qué pasaría a ser nuestra pasara lo que pasara en un futuro, y si aseguraba a mi madre y hermana, estaba bien empleada. Incluso podía quedar yo como socia, para asegurarme una entrada de dinero por si algo sale mal. Total de que hable con ellas, y Ana pareció intimidada, entonces les platique de como podíamos asegurarnos un mejor futuro gracias, a esa inversión, mi madre lo comprendió inmediatamente, y tuvimos entre las dos que convencer a mi hermana, era la oportunidad de nuestras vidas, y posiblemente Román quería hacer eso exactamente, asegurarnos un comenté por si las cosas con su família no se dan.
Le comente a él que mi familia había aceptado, y me dijo que abriría una cuenta empresarial para el proyecto, sin que su nombre apareciera, y de ahí se harían los gastos correspondientes. Eso confirmaba mi sospecha, así que le agradecí efusivamente, como siempre, el sexo era la mejor manera.
Los meses siguientes fueron una locura, entre el nuevo local, nuestras salidas y los respectivos trabajos, no tuvimos tiempo para pensar en más, la rutina en el departamento era de un matrimonio y Román cada vez se notaba más cómodo, pero de su familia ni media palabra, lo que yo no sabía era que su madre solo estaba ganando tiempo y tanteando el terreno, ya había visto que negarse a conocerme no funcionó, así que para sacarme del camino, tendría que ceder, y luego romper la imagen que su hijo tenía de mi, era la única forma, así que pronto tendría noticias de ellos. Siempre supe que su familia sería difícil, pues se creen aristocratas, y probablemente son lo más parecido, pero en este siglo, eso ya no vale. Además Román es el que se ha encaprichado conmigo, desde un principio yo estaba lista para irme, solo una vez, solo un tiempo, solo ser la amante, y ahora solo hasta que se lo prohiban, yo con la repostería, ya me doy por bien servida, y si él quiere darme algo más, pues bienvenido, pero tengo que hacer la lucha, aunque sea para que él no piense que nunca me interesó otra cosa que no fuera su dinero.