Isabella, una chica que creció entre la pobreza después de perder a su mamá una noche, viviendo entre las sirvientas conoce a Alessandro un hombre poderoso y peligroso que le enseñará el arte del amor.
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sensación
Alessandro la colocó suavemente sobre la cama, mientras abría la llave de la bañera, llenándola con agua caliente que comenzaba a hacer burbujas en la superficie.
En la habitación, el silencio era palpable, envolviendo a ambos en una atmósfera cargada de tensión. Alessandro se acercó a Isabella con calma, su mirada fija en ella. Con un gesto delicado, bajó los tirantes de su vestido, haciéndolo deslizarse con suavidad hasta dejar a Isabella únicamente vestida con su ropa interior. El corazón de Isabella latía con fuerza en su pecho, acelerado por la emoción y la vulnerabilidad del momento. Sus mejillas ardían, teñidas de un rojo intenso, mientras trataba de cubrirse con las manos, intentando ocultar su timidez en medio de la creciente intimidad que los rodeaba.
Alessandro la observó detenidamente, el deseo que sentía por ella lo invadía por completo. Con delicadeza, la volvió a recoger entre sus brazos y, con cuidado, la llevó hasta la tina de baño. Allí, la sumergió suavemente en el agua, tratando de no lastimarla, atento a cada movimiento para asegurarse de que estuviera cómoda y protegida en ese momento tan íntimo.
Isabella estaba al borde de un ataque de nervios, ya que jamás había sido vista por un hombre en ropa interior. Sin embargo, había algo en su interior que le impedía querer detener lo que estaba sucediendo. Era como si una chispa de deseo y curiosidad la empujara a seguir adelante.
Alessandro, por su parte, no podía apartar la mirada de ella mientras estaba sumergida en la tina. La figura de Isabella representaba una tentación irrefrenable para él; sabía que era imposible resistirse a esa atracción. A pesar de los acontecimientos que habían compartido y las complicaciones que habían surgido entre ellos, sentía una fuerte necesidad de estar cerca de ella, de conectar de una manera más profunda.
En un momento de impulso compartido, Alessandro tomó una esponja. Con delicadeza, comenzó a deslizarla lentamente por la piel de Isabella, mientras sus ojos se encontraban con los de ella, llenos de intensidad y emoción. Cada movimiento era un juego de sensaciones, una danza entre el deseo y la vulnerabilidad que los envolvía en un aire cargado de tensión y promesas no dichas.
La piel de Isabella se estremecía con cada caricia que Alessandro le ofrecía. En un momento culminante, él deslizó un par de dedos debajo de la tela de su pantaleta, lo que provocó un temblor en todo su cuerpo.
¡No te alejes de mí! exclamó Alessandro con un tono posesivo, aferrándose a la intensidad del momento.
De repente, resonaron golpes suaves en la puerta: Toc, toc, toc, toc....
Señor Alessandro, el doctor ya está en camino, anunció Rosa, interrumpiendo aquella atmósfera cargada de tensión. En ese instante, Alessandro retiró las manos de Isabella y se apartó, rompiendo el hechizo que los envolvía.
Le pediré a Rosa que te ayude, dijo, tratando de encontrar una manera de acabar lo que habían comenzado.
Isabella tenía el corazón agitado, sentía que sus mejillas ardían y se sumergió en agua intentando calmar lo que sentía.
Por favor, Rosa, Isabella se encuentra en la bañera y necesitará ayuda para salir de allí, dijo Alessandro, mientras salía de la habitación, con un ferviente deseo de hacer el amor con Isabella.
Rosa entró en la habitación y se quedó afuera del baño, señora gusta que le ayude.!_ dijo rosa.
En un momento por favor rosa.!_ dijo Isabella intentando tranquilizarse.
Cuando el doctor llegó, Rosa ya había asistido a Isabella, ayudándola a vestirse y a acomodarse en la cama.
—Buenas noches, señora Isabella —saludó el doctor, dejando su maletín a un lado—. ¿Podría contarme qué fue lo que ocurrió?
Isabella, con una expresión serena a pesar del malestar, respondió:
—Estaba caminando y me tropecé. Me torcí el tobillo, pero creo que con un antiinflamatorio estaré mucho mejor.
Las palabras de Isabella sorprendieron al doctor, quien se vio impresionado por su claridad y comprensión del dolor que estaba sintiendo.
Déjame revisar, dijo el doctor mientras tomaba el pie de Isabella con cuidado y atención.
Justo en ese momento, Alessandro entró en la habitación y se quedó de pie junto a la puerta, observando con interés cómo el doctor examinaba a Isabella.
El médico, tras realizar la inspección, declaró: Es un esguince. Este tipo de lesión generalmente tarda un par de semanas en recuperarse. Vas a necesitar descansar adecuadamente y tomar unos analgésicos y antiinflamatorios. También espero verlos en mi consultorio mañana por la mañana para realizarte una radiografía y descartar cualquier complicación. Ahora, procederé a vendarte el pie, añadió, mientras dirigía su mirada hacia Isabella, quien miraba a Alessandro nerviosa y es que no decía ni una palabra.
Una vez que el médico finalizó su consulta con Isabella, Alessandro salió de la habitación junto a él. Mientras caminaban, conversaban sobre los cuidados necesarios que debía tener Isabella. El doctor, quien tenía una excelente relación con la familia de Alessandro, ya que era su padrino y una figura cercana para ellos, comenzó a hacerle algunas preguntas.
En un momento de la charla, el doctor lo miró a los ojos y le dijo: Alessandro, ¿todo está bien con tu matrimonio? Al mismo tiempo, colocó su mano de manera reconfortante sobre el hombro de Alessandro.
Él, con una expresión de frustración y desasosiego, le respondió: Con todo respeto, debo ser sincero, nada está bien. ¡Todo esto es un verdadero desastre!
Así es como inician las historias fascinantes: con el desastre. Puedo darte cuenta de que esa muchacha te preocupa; lo veo en tus ojos. Vamos, hazlo, es tu esposa, ¡ya sé que puedes ser feliz! dijo el doctor mirándolo fijamente.
¿Cómo puedo hacer tal cosa?, respondio, con un tono de desesperación. Tanto ella como yo fuimos obligados a casarnos; ni siquiera entiendo cómo fue posible que mi padre me obligara a casarme con Isabella. Ella es simplemente la empleada de la casa de una ex pareja que yo tenía. Sabes muy bien que mi padre es extremadamente selectivo con las mujeres que había considerado para mí, y Isabella no encaja para nada en el perfil de lo que él deseaba para su hijo.
Pero, ¿qué importa cómo ocurrieron las cosas? El destino ya está trazado, y tú e Isabella están destinados a estar unidos. Ella es una chica muy inteligente, así que no la dejes escapar. El doctor finalizó su comentario mientras salía de la casa.
solo espero Alessandro sea un verdadero hombre y se haga responsable
y que den una vez aclare todo con la renacuajo esa
por otro lado Isabella tienes que ser más fuerte deja de lamentarte de que el este con otra y no te mire a ti que si lo hace pero se hace el pendejo por Dios date tu lugar y que seas la esposa no necesariamente debes estar encerrada comí dices tú te gustaba atender a las personas busca empleo en el hospital no necesariamente debes estar en casa
por que si caía ahorita ante el ya te jodiste
ALEZZANDRO.....🤭