Una apasionante historia de amor no correspondido ¿O tal vez no?
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Capítulo 20
La casa de mis padres está un poco alejada de donde nos encontramos, nos levantamos temprano, Jared me lleva a tomar un provechoso desayuno y luego llama a Trevor y le dice donde recogernos.
- Bienvenida\, señorita Irina –el hombre sonríe al verme y yo correspondo su amabilidad con un abrazo- Es un placer verla de nuevo.
- Gracias Trevor\, y también gracias por cuidar bien de Jared.
- Es mi muchacho\, ni siquiera lo considero un deber.
Estoy usando un vestido floreado con el que se ve un poco mi embarazo, pero Trevor solo lo deja pasar por alto.
Subimos al auto y Jared toma mi mano durante todo el camino, Trevor lo pone al tanto de las cosas de la casa y Jared le agradece por estar al pendiente de todo, también le dice a Jared que Lilianne estuvo buscándolo en la casa y que estuvo revisando las habitaciones a pesar de que Mildred le pidió que se fuera.
- Esto está fuera de control\, creí haberle dejado claro que nada va a pasar entre nosotros –dice Jared enojado- No la quiero de nuevo en mi casa.
- Señor\, tenemos un par de hombres custodiando la entrada para evitar que esto vuelva a repetirse –Jared asiente\, pero no se ve completamente satisfecho\, solo le doy un apretón a su mano y le sonrío para tranquilizarlo.
Cuando llegamos estoy emocionada por ver a mis padres, llevo sin verlos desde que me fui a Madrid, ha pasado más de un mes.
Toco el timbre y mi padre abre la puerta, frunce un poco el ceño al ver a Jared de pie junto a mí, pero no hace preguntas, luego me sonríe y su mirada cae en mi vientre, yo asiento y él me abraza y me levanta dándome una vuelta en el aire.
- Pequeña mía\, esta es una gran felicidad para tu viejo padre –suelta una risa- ¡Miriam! Ven a recibir a nuestra reina.
Mi madre llega casi corriendo por el pasillo y chilla cuando me ve, no tarda ni dos segundos en darse cuenta de mi embarazo, entonces me llena de besos y bendiciones.
- Irina\, hija\, felicidades por este embarazo.
- Gracias mamá\, sabía que se alegrarían mucho por nosotros.
Ambos miran a Jared quien se ve un poco incómodo de pie frente a ellos, pero mi padre le da un par de palmadas en el hombro.
- Eres un buen hombre\, Jared\, solo por eso acepté en primer lugar ese matrimonio.
- Felicidades\, futuro papá –mi madre lo abraza y él se ve notablemente aliviado- Sabía que lograrían resolver sus inconvenientes\, nunca tuve dudas.
- Gracias Sr. Wells y a usted suegra\, muchas gracias por sus buenos deseos\, su apoyo y su felicidad por nosotros.
- Pasen\, no se queden allí parados\, entren los dos\, serviré algo para comer y hay que brindar por esto\, tu no hija –dice soltando una risita nerviosa- Para ti solo será un zumo\, no quiero poner a bailotear a nuestro pequeño heredero.
- Será una niña\, como su madre –dice mi padre orgulloso y mi madre insiste en que es niño\, solo me rio un poco de ambos.
Jared se ofrece a ayudar a mi madre en la cocina, mientras que mi padre está enloquecido hablando con mi barriga, me hace reír diciéndole cada locura.
- Papá\, es una niña\, tal y como dijiste.
- Lo sabía\, una hermosa princesa como su madre –llora de felicidad- Hija\, me haces el padre más orgulloso del mundo\, mira todo lo que has logrado\, eres una profesional excelente\, una buena hija\, una esposa amable y una mujer fuerte con un corazón de oro.
- Me harás llorar también a mí –digo secándome una lágrima- Todo lo que soy se lo debo a ustedes.
Hablamos un poco más, cuando mi madre entra a la sala trae consigo una bandeja con aperitivos y la deja sobre la mesa, Jared me da un vaso con jugo y ellos se sirven algo de champaña para brindar.
- Brindo por mi hija y mi futura nieta –dice mi padre y mi madre levanta una ceja- Miriam… es una niña\, nuestra hija me lo confesó hace un momento.
- Oh Dios mío\, hija\, felicidades\, entonces tu padre tenía razón… Será un abuelo demasiado consentidor.
Pasamos la tarde en casa de mis padres, mi padre y Jared ven un partido de béisbol mientras que mi madre y yo nos encargamos de hacer la cena, mientras mi madre se encarga de estofar la carne, yo me encargo del puré de patatas y de saltear algunos vegetales, huele delicioso y me siento en casa por primera vez en mucho tiempo.
- Ha sido un matrimonio complicado –digo a mi madre quien me escucha y me aconseja como lo ha hecho siempre- Sé que comenzó como un arreglo\, pero siempre fue real para mí.
- También para él\, cariño –dice ella probando un poco la comida- Solo que los hombres a veces son necios y tontos.
- Si mamá\, justo eso\, él estaba aferrado a la idea de no poder amar\, tanto que se lo creyó por completo.
- Puedo ver lo enamorado que está de ti\, no lo dejes perder el rumbo de nuevo.
- Gracias por entenderme y apoyarme.
- Para eso estamos las madres\, para aconsejar y guiar –no más que eso.
- Esto huele delicioso –grita mi padre desde la sala y sonrío mientras sirvo los vegetales y los llevo a la mesa junto con el puré.
- Hora de cenar.
Jared se levanta y ayuda colocando los platos y cubiertos, mi padre busca unas copas y descorcha un vino que juro que lleva años en la despensa, mientras mi madre llega con el estofado, no hay nada que un buen estofado no resuelva.
- ¿Y si pasan la noche aquí? –pregunta mi madre y niego rápidamente cuando me imagino a Jared durmiendo a mi lado en la habitación contigua a la de mis padres.
- No mamá\, no es necesario\, además\, tenemos pendientes de trabajo en casa.
- Pero podríamos hacerles una contraoferta –dice Jared mirándome- Irina se marcha a Madrid en menos de dos semanas\, quizás puedan vacacionar allí unos días.
- Es una gran idea –digo animando a mi madre\, porque mi padre dice que si a todo lo que implique viajar- Mamá debes conocer la casa\, es preciosa y hay mucho espacio\, pueden quedarse el tiempo que quieran.
- Pues por mí\, encantado de irme ya mismo\, eso sí\, solo un tiempo –dice mi padre- Vamos Miriam\, un cambio de aire nunca viene mal\, además podemos revivir nuestras vacaciones en Europa de hace unos años.
- Retiro la oferta de que se queden en mi casa.
- ¿Por qué? –pregunta Jared y los tres reímos.
- Porque sus últimas vacaciones en Europa fueron en su segunda luna de miel –él comprende rápido y suelta una risita mientras mi madre se torna de color carmín.
Cuando Trevor llega por nosotros es tarde.
- ¿A la playa?
- A casa… por favor Trevor –pido y Jared sonríe y me planta un beso en los labios.
- Mañana iremos por el equipaje\, Trevor\, por favor llevemos a Irina a descansar un poco.