Fiera

Luis José ardía de ira al no encontrar el paradero de Teresita, había contratado a varios hombres para qué consiguieran información de donde podía encontrarla o a su familia, los mismos dijeron que no se encontraban en el pueblo, ya que buscaron y preguntaron, no había rastro de ellos, era como si la tierra se los hubiera tragado.

Ya había pasado un mes desde que fue a la casa de Pedro Emilio, unos días más tarde regresó y se encontró con la Licenciada Julieta que también fue a saber algo de Pedro Emilio y Teresita, supo de parte de ella que ambos fueron sus estudiantes y se graduaron con honores en Administración de empresas, también que tenía un tiempo que no los veía.

La mente de Luis José divagaba cada vez que se le venía a la mente aquella condenada rubia, no podía creer que se haya ido y que no tuviera la más mínima idea de dónde encontrarla, todo era culpa de su esposa, sino se hubiera metido en sus planes, ya se hubiera quitado las ganas de devorar la inocencia de Teresita.

Un toque en la puerta lo hace regresar de sus cavilaciones, fuerza un adelante con fastidio y entra su esposa radiante con un sensual y corto vestido pegado al cuerpo donde ya se puede notar un poco la pancita del embarazo, se pasa la mano por su rostro en frustración, hoy no está de ánimos para tener sexo desenfrenado como a ella le gusta.

Samantha: ¡Amor! Tengo maravillosas noticias (exclama alegremente)

Luis José: dime rápido de que se trata, estoy bastante ocupado mujer.

Samantha: no seas tan gruñón, este pueblo te ha cambiado mucho, con la noticia que te tengo, verás que todo va a mejorar (menciona con una sonrisa pícara sentándose en su regazo)

Abre un sobre que traía en sus manos y se lo pasa para que lo lea, esto era un contrato para una sesión de fotos, se trata de una línea de lencerías para mujeres embarazadas, eso lo hizo fruncir el ceño, su mujer se mostrará ante las cámaras en ropa interior mostrándose a esos pervertidos fotógrafos.

Samantha: antes de que digas que no, te propongo que vayas conmigo, así me cuidas y proteges a tu bebé, ningún hombre va a codiciar lo que es tuyo si estás allí.

Luis José lo medita, le hace mucha falta la ciudad, las discotecas y clubes nudistas, presenciar las peleas clandestinas y más, además con esa oportunidad podrá conseguir un investigador privado para encontrar a Teresita.

Luis José: está bien, déjame encargar a alguien para que se haga cargo de la Finca, de los negocios ya me he encargado, ¿cuándo sería la salida?

Samantha: gracias mi amor (lo besa fuertemente) en una semana tengo que estar allí, así que nos iremos este fin de semana, ¿te parece?

Luis José: ok, pero sabes que no me quedaré por mucho tiempo.

Samantha: lo sé, las fotos se realizarán en varias etapas, es para cubrir el tiempo de embarazo, una sesión cada tres meses (asiente de acuerdo)

Emocionada por volver a la ciudad, Samantha se va a su habitación para hacer las maletas, si fuera por ella nunca volvería a ese pueblo de mala muerte, pero se quedó embarazada de Luis José y no podía dar marcha atrás, en parte es su culpa por querer amarrar a un hombre con esa jugada del embarazo.

El fin de semana había llegado, todo estaba listo para viajar, la Señora Margaret se sentía triste al ver partir a su hijo junto a su esposa, pero sabía que sería por corto tiempo, Samantha la tranquilizaba diciéndole que la llamaría diario y que el tiempo pasaría pronto.

Unas horas de viaje después llegaron a la ciudad, su antiguo departamento estaba tal cual lo había dejado, Luis José se sentía pleno, con ganas de salir y festejar, pero también de ir a visitar a un viejo amigo.

Luis José: iré al Club Dragón, no me esperes despierta.

Samantha: acabamos de llegar y ya me dejas sola, está bien, vete, llamaré a Claudia para ponernos al día.

Luis José: como quieras.

Samantha: oye, ¿no sé te olvida algo?

Luis José: ¿qué cosa? (hace gesto a sus labios)

Este se acerca y le da un beso, antes de que se separe ella enreda sus brazos al cuello y profundiza en un beso ardiente, baja su mano para acariciar su miembro ya duro, él pega un pequeño salto al sentir como ella lo aprieta.

Samantha: recuerda que esto es solo mío (susurra en sus labios)

Luis José: si, si mujer, ya suelta.

Respira de alivio cuando ella lo suelta y le sonríe con malicia, esa mujer estaba loca y él más porque no entendía por qué esa agresividad y posesividad de ella lo excitaba, sacudió su cabeza despejando esos pensamientos y salió rápido del departamento, necesitaba encontrar a alguien rápido para encontrar a la rubia.