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La Protegida Del Abuelo

La Protegida Del Abuelo

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Traiciones y engaños / Familias enemistadas / Amor eterno / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:143.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Meche

Leoncio Almonte tenía apenas trece años cuando una fiebre alta lo condenó a vivir en la oscuridad. Desde entonces, el joven heredero aprendió a caminar entre las sombras, acompañado únicamente por la fortaleza de su abuelo, quien jamás dejó que la ceguera apagara su destino. Sin embargo, sería en esa oscuridad donde Leoncio descubriría la luz más pura: la ternura de Gara, la joven enfermera que visitaba la casa una vez a la semana.

El abuelo Almonte, sabio y protector, vio en ella más que una cuidadora; vio el corazón noble que podía entregarle a su nieto lo que la fortuna jamás lograría: amor sincero. Con su bendición, Leoncio y Gara se unieron en matrimonio, iniciando un romance tierno y esperanzador, donde cada gesto y palabra pintaban de colores el mundo apagado de Leoncio.

Pero la felicidad tuvo un precio. Tras la muerte del abuelo, la familia Almonte vio en Gara una amenaza para sus intereses. Acusada de un crimen que no cometió —la muerte del anciano y el robo de sus joyas—

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Corriendo y haciendo.

El juego oscuro de Renato e Irene.

Leoncio acepto la propuesta y salio junto a su abuelo, dejando tras de sí la pesada sombra de su propia inocencia. Dentro, el ambiente se espesaba como humo invisible: Irene y Renato estaban solos, y entre ellos, la conversación que ambos temían y deseaban por igual se abrió camino.

—¿Vas a permitir que tu hijo se case con esa? —explotó Renato, con voz grave y cargada de desprecio. Caminaba de un lado a otro, con las manos crispadas, como un animal enjaulado—. ¿Sabes lo que eso significa? Si esa boda se consuma, el dinero, las propiedades, el nombre de la familia, todo… pasará a ella. Y nuestro padre lo sabe, lo planea—

Irene, serena en apariencia, caminó hasta la ventana. Corrió levemente la cortina y observó cómo Leoncio y Ulises se alejaban en el auto, con paso firme hacia un destino desconocido. En su mirada no había ternura ni preocupación; solo cálculo.

—Si llegan a casarse… —dijo despacio, casi degustando cada palabra—. Esperaré el momento exacto. Y entonces la despojaré de todo—

El brillo de maldad en sus ojos era imposible de disimular. Irene no era una mujer paciente por naturaleza, pero sabía cuándo era el momento de atacar.

Renato se acercó, colocándole las manos sobre los hombros con fuerza.

—Mientras nuestro padre esté vivo, nada podremos hacer en contra de ella —susurró con amargura—. Está protegiendo esa unión como si se tratara de la última decisión de su vida—

Irene giró lentamente la cabeza hacia él.

—Si no puedes con el enemigo… únete a él —respondió, con una sonrisa helada.

Era más que una frase; era una declaración de guerra encubierta. Ambos sabían que el matrimonio de Leoncio sería un muro difícil de derribar, pero también sabían que todo muro tiene grietas, y ellos estaban dispuestos a encontrarlas.

Mientras en la mansión se fraguaban planes oscuros, en el pueblo la historia avanzaba por caminos distintos. Leoncio, ajeno a todo, caminaba junto a Ulises. Su rostro reflejaba una mezcla de resignación y tristeza. Nunca imaginó que aquel día, a esa hora de la mañana, su vida daría un vuelco tan drástico.

Ulises, en cambio, estaba decidido. Su bastón golpeaba el suelo con cada paso, como un juez marcando el ritmo de la sentencia. Cuando llegó a la jefatura civil, no perdió tiempo en cortesías.

Entró directo, imponiendo su presencia. Todos lo reconocían: Ulises Almonte no era un hombre común, sino una figura respetada y temida, alguien cuyo apellido pesaba tanto como su voz.

—Desocupa todo —ordenó al registrador, que lo miraba atónito—. Necesito que cases a mi nieto—

El funcionario, un hombre de mediana edad acostumbrado a trámites rutinarios, parpadeó incrédulo.

—¿Que… qué dijo, don Ulises? —balbuceó, intentando asegurarse de que había escuchado bien.

—Lo que oíste —replicó Ulises, golpeando el suelo con su bastón—. Mi nieto se casa hoy. Y lo harás tú—

El registrador tragó saliva. Miró de reojo a Leoncio, quien permanecía quieto, cabizbajo, como un reo llevado al patíbulo. El hombre sintió un escalofrío: todos habían oído hablar de Leoncio, el nieto oculto de Ulises, el heredero silencioso que pocos habían visto en persona. Y ahora lo tenía frente a él, alto, serio, con el rostro marcado por una tristeza inexplicable.

—Pero… ¿con quién? —se atrevió a preguntar, mirando a Leoncio de pies a cabeza.

Ulises bufó con impaciencia.

—Hombre, despierta. Regreso en una hora. Espero que esté todo listo. Y recuerda traer al fotógrafo—

El tono no admitía réplica. Ulises se dio la vuelta, arrastrando a su nieto fuera de la oficina. El registrador permaneció inmóvil, con el sudor perlándole la frente. Jamás había recibido una orden de tal magnitud, y menos en ese tono.

En la calle, Leoncio se detuvo un instante.

—¿A dónde iremos ahora, abuelo? —preguntó, con voz cansada, como quien se rinde antes de luchar.

—Vamos por ella —sentenció Ulises sin mirarlo.

Las palabras se le clavaron como un puñal. Ella. Gara. El amor forzado, la esposa perfecta. Leoncio bajó la cabeza, la tristeza pesando sobre sus hombros como una losa.

—Es la peor boda del mundo —murmuró—. Y ella será la peor novia del mundo. Ni siquiera tendrá una ceremonia hermosa—

El anciano se detuvo en seco y, con un movimiento brusco, golpeó la pierna de Leoncio con el bastón.

—¡Basta! —tronó su voz—. Deja de lamentarte. No tienes idea de lo que está en juego. Necesito que te cases con ella. Lo demás… lo demás puede esperar. Tendrán tiempo para organizar una boda ejemplar si lo desean, pero hoy lo que importa es que se firme ese papel—

Leoncio respiró hondo, apretando los puños. No podía desobedecer a su abuelo, aunque su corazón gritaba en contra. La sensación de ser una marioneta en manos de los deseos ajenos lo estaba consumiendo.

Ulises, sin dar espacio a protestas, lo tomó del brazo y lo arrastró en dirección al consultorio donde trabajaba Gara. El bastón golpeaba el suelo con más fuerza a cada paso, como un tambor que marcaba la cuenta regresiva hacia un destino inevitable.

La mañana avanzaba, y el sol iluminaba el pueblo, ajeno a las tormentas que se cocinaban en las sombras. En la mansión, Renato e Irene continuaban planeando con frialdad; en la jefatura, el registrador preparaba, nervioso, los documentos y los testigos; y en las calles, Leoncio caminaba hacia un futuro que tenía miedo, la reacción de Gara al saber qué se casarían así de rápido.

Ulises tenía un plan, hacerlos firmar y poder morir en paz, cada día sus malestares eran más presentes, no quería morir y que ellos quedaran desamparados.

—Me dijo que quería una luna de miel en París, que amaría vivir ahí— confesó Leoncio.

A Ulises le llegó una idea clara a la mente.

—Si eso fue lo que ella pidió, será lo que le daremos, firmarán el certificado de matrimonio y luego saldrán de viaje, organizaré ya mismo el viaje—

Leoncio suspiró, al menos podría darle eso, una luna de miel a la altura de lo que se merecía Gara.

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Magby Klaret Garcia
Coño a estos dos para no hacer ese tipo de trabajo están muy involucrados 🤨
Magby Klaret Garcia
Ahí Dios mío jajaja 😂😂
Anonymous Carmen diaz
Leoncio y Gara su amor a pesar de la maldad por el dinero podrán luchar por que sean felices
Anonymous Carmen diaz
Gracias escritora muy bonita historia
Anonymous Carmen diaz
Hubiera sido bueno que hubieras visto a tu abuela antes de morir Gara pero regresar a tu pasado con tu esposo e hijos es bueno para ti madre
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, muchas felicidades.

Saludos desde mexico.
Magby Klaret Garcia
Ajá Leoncio y que querías que la matarán a ella junto a su bebé 😓 que canijo estás siendo 🤨
Anonymous Carmen diaz
Gara y Leoncio un amor que deberá salir adelante por la avaricia de su madre y tío por culpa de la fortuna de su familia a pesar de la adversidad aunque tarde su amor triunfará
Anonymous Carmen diaz
Felicidades escritora bella historia la disfrute gracias por compartirá
Anonymous Carmen diaz
Gara volviste a donde empezó tu amor por Leoncio y ahora con tu familia aunque ya no el abuelo Ulises y tu abuela la vida sigue y podrán con todo como familia
Anonymous Carmen diaz
Hay Gara tu abuela ya murió no conoció a sus bisnietos pero tu madre debe recuperar tu vida y de tus hijos
Anonymous Carmen diaz
Papá sin precaución ni modo Leoncio tu hija te demostró su amor
Anonymous Carmen diaz
Sientes emoción Leoncio tu familia y gara y tus hijos tu mundo por quien ser fuerte y luchar por todo
Anonymous Carmen diaz
Pobre Leoncio su miedo será quien dicte si lega al final del parto o entra en pánico o se desmaya
Anonymous Carmen diaz
Te conoces Leoncio estas temblando pero si no vaz con ella te perderás el momento de ver nacer a tu segundo hijo y Gara se podría sentir triste o desilusionada
Anonymous Carmen diaz
Leoncio recuerda ya hara tuvo un niño es su segundo parto y era enfermera así o más información
Anonymous Carmen diaz
Bravo la parejita pero igual hubiera sido si fuera niño el amor de los padres a sus hijos es lo mejor
Anonymous Carmen diaz
Leonardo lo importante será que tendrás un hermanito y además serás el mayor tienes a tus padres junto a ti
Anonymous Carmen diaz
Su amor si hojeo y el que viene es lo que más quieren y el que Renato los fue a buscar para matar a Leoncio fue algo bueno ya que se quedara en Francia y podrán estar ya tranquilos de lo que pueda hacerles Gara es momento de buscar a ru madre y abuela y mostrarle a tu hijo o hijos si esperan que nazca antes de irlas a ver
Anonymous Carmen diaz
Está creciendo y no disfrutando su niñez Gara debes cuidar esa etapa para Leonardo
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