Despreciada y desterrada por su manada, traicionada por su Alfa, quien la acusó falsamente de infidelidad para proteger su orgullo, Cristal da a luz en secreto a sus adorables gemelos. El destino, sin embargo, la obliga a volver al mundo que la hirió, aceptando un trabajo para curar a un misterioso y frío Rey Lobo, un hombre que carga con una maldición y un corazón roto.
Mientras el Rey encuentra en ella una inesperada luz en su oscuridad, Cristal descubre un inquietante parecido entre él y sus hijos. Sus vidas se entrelazan de forma irreversible, justo cuando su pasado regresa con sed de venganza. Con su exmarido y la hija del Rey conspirando contra ella y sus hijos, la verdad oculta sobre el origen de sus gemelos sale a la luz.
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Capitulo 18:Me aceptarás?
Cristal abrio los ojos esa mañana sintiendose perdida, todo su cuerpo dolia como si un gigante la hubiera pisoteado repetidas veces, su piel se sentia pegajosa. El calor del sol entrando por la ventana la hizo parpadear intentando acostumbrarse a la luz, sentia un peso en su cadera que no la dejaba respirar, miro hacia abajo y lo que miro la dejo de piedra. Un brazo fuerte la tomaba por la cintura, su mirada volo hacia atras y ahi estaba el. Cristal se tomo un tiempo para apreciar el rostro del hombre que la tenia aprisionada entre sus brazos, su rostro en completa paz, rizadas pestañas adornando sus ojos, una piel suave, pomulos suavemente marcados, el cabello oscuro caia sobre su mejilla, su piel perlada por lo que parecia ser sudor, y entonces fue consiente del aroma que emanaba el hombre a solo centimetros de ella.
Chocolate y menta con hierba buena.
Ella... ¿podia percibir su segundo aroma?... ¿pero como?. ¿por que?
Su cabeza se llenó de preguntas. ¿Cómo llegaron a esto? ¿Por qué él estaba aquí? ¿y por que mierda estaban los dos desnudos?
Los recuerdos comenzaron a aparecer borrosos en su mente, y mientras más los iba aclarando más lograba desesperarse. La vergüenza la embargo.
Cristal tomo el brazo del alfa y lo quito con sumo cuidado y cuando al fin estuvo libre se levanto lentamente del suelo sosteniendo la sabana contra su cuerpo, miro hacia otro lado intentando no quedarse observando al tremendo especimen que yacia sobre el suelo de su habitacion, pero podia recordarlo, su mente se llenaba de su recuerdo, de su cuerpo desnudo y las sensaciones enloquecedoras que habia sentido al sentir su piel contra la suya.
Y entonces lo sintio como si estuviera sucediendo en ese momento. El ardor en su cuello, su mano fue a parar a la curva de su cuello y pudo sentirlo. La marca de sus colmillos en su piel, su mano fue a su boca completamente sorprendida.
Estaba jodida.
Le habia rogado al alfa que la marcara, que le diera cachorros... jamas podria volver a verle a la cara sin morir de verguenza.
Cristal se dio la vuelta deseando escapar de ese lugar y esconderse bajo la tierra. No pudo dar siquiera un paso fuera del nido cuando escucho su voz.
—Omega... ¿a donde vas?
Cristal pegó un grito asustado, se dio la vuelta rápidamente causando que la sabana que cubría su cuerpo cayera de nuevo al suelo.
El alfa la miraba desde el nido, sus ojos no pudieron evitar escanear el cuerpo de su omega. Todavía no podía creerlo, ella era suya. Ella... había roto la maldición. Le pertenecía. Era un milagro poder decir... que la queria, talvez la amaba. Porque el queria cuidarla, queria hacerla sentir bien, queria escucharla, queria pasar su vida a su lado, y estaba seguro de que asesinaría sin piedad a cualquiera que se atreviera a dañar a su dulce omega.
Si eso no era amor, entonces el no sabia lo que era.
—Huyes de mi?
La mujer delante de él lo miro asustada, levanto la sabana del suelo volviéndose a cubrir al sentir su mirada y sin dudarlo corrió al baño intentando escapar de su alfa.
Kadosh se levanto rapidamente del suelo intentando atraparla, pero fue en vano, la puerta se cerro en sus narices.
Cristal se recosto de la madera de la puerta soltando todo el aire que habia retenido. El estaba despierto, ¿que se supone que le diria?
—Cristal... hablemos.
Kadosh se recostó de la puerta preocupado. Podia sentir el nerviosismo y la inseguridad de su omega en su pecho como si fuera suya propia. Y su cuerpo picaba por abrazarla, queria calmar sus nervios.
—Ven aqui omega, hablemos.
Cristal nego con las manos entre sus labios, no tenia el valor para verlo a la cara en este momento y menos sabiendo que los dos estaban desnudos. Con el recuerdo de todo lo que habian hecho tan fresco en su mente.
—No... puedes...puedes irte por favor.
El alfa suspiro al otro lado de la puerta sintiendo el rechazo de su omega. Sabia que tenia miedo y sus instintos no lo dejaban alejarse, el queria calmarle.
—Sal de ahi Cristal, no dire nada. Solo dejame... necesito calmar tus nervios, necesito abrazarte... por favor, ven aqui omega.
Cristal sintio sus piernas temblar al sentir el llamado de su alfa, podia sentir sus sentimientos volviéndose uno con los suyos, su cuerpo se movio sin obedecer a sus deseos, su mano se poso en la manija de la puerta y a pesar de sus deseo de no abrirla, lo hizo, abrio la puerta y ahi estaba el. Aquellos ojos oscuros la miraron con una dulzura que la habia estremecido, su aroma la rodeo y Cristal gimoteo corriendo a sus brazos.
Los dos soltaron un suspiro placentero cuando sus cuerpos volvieron a estar juntos, el alfa la abrazo rodeándola con sus feromonas tranquilizantes y Cristal volvio a respirar con calma. Su aroma lograba calmarla, la hacia olvidar todas sus preocupaciones, estando en sus brazos solo sentia que queria quedarse ahi para siempre, sintiendo el calor de su piel con la suya, con su dulce aroma mentolado.
—Mi hermosa omega, no quiero que tengas miedo, te prometi que iba a cuidarte... No voy alejarme Cristal, quiero quedarme contigo ¿me aceptaras?
El alfa la tomo de la barbilla inclinando su rostro hacia arriba, se miraron a los ojos en silencio. La omega lo miraba con las mejillas enrojecidas y los labios abultados, el alfa sonrio, parece que su omega le gustaba ser mimada. El alfa froto su nariz en su mejilla con dulzura, se alejo solo lo suficiente para poder mirar aquellos ojos azules que lo habian hechizado.
—Dime que me aceptas dulce omega
y por qué tengo la extraña sensación que esa omega no es su hija 😯
Espero que esos locos no le hagan nada a ella y los cachorros