Atada A Un Alpha

Tal y como Agnes le había indicado que sería toda la decoración de la ceremonia, realizada en un hermoso viñedo, combinando elementos rústicos y elegantes que complementaban el entorno. Barriles de vino viejos convertidos en mesas, iluminación cálida con guirnaldas de luces y candelabros, flores en tonos tierra y borgoña que armonizan con los colores del viñedo. incorporando elementos de madera y piedra natural. Unas áreas decoradas para la ceremonia, el cóctel y la recepción, cada una aprovechando las vistas y la atmósfera única del viñedo.

La familia de Thalia se encontraba allí, sus padres (quienes se sorprendieron por la repentina noticia, pero al mismo tiempo estaban sumamente felices de que su hija consiguiera tener su boda deseada), su tía Bety, acompañada por sus dos hijos Tommy y Lucas, esas eran las personas más allegadas a ella, y quienes le importaba que estuvieran allí para poder brindarles el apoyo, el resto de los invitados eran amigos y familiares de Maximiliano, a quienes estaba conociendo apenas ese día, incluyendo a los padres de Maximiliano, dos señores de avanzada edad, quienes con su sola presencia hacían sentir pequeños a todos a su alrededor. La madre miro a Talia de forma severa y altiva, tal vez no les agrade mucho la idea de que su hijo se case con una simple empleada o quizás también sean partícipes de la teoría que han manejado todos los medios acerca de las artimañas que supuestamente utilizo para obligar al hombre a casarse con ella.

La banda comenzó a tocar en el momento en que Talia, guiada por Agnes entro al lugar, caminando al compás, tomada del brazo de su padre, mientras expresaba una enorme sonrisa fingida ante todos los presentes, siguiendo el camino trazado por una alfombra de pétalos de rosas blancos, al final de esa gran línea se encontraba Maximiliano, desbordando elegancia y altives, combinados con un traje negro de alta gama, y una gran sonrisa en su rostro, tan relajado ante la ocasión que parecía estar acostumbrado a ello.

Vestida con un hermoso vestido blanco de seda con encajes y bordados hechos a mano, un velo largo sostenido por una espectacular tiara de diamantes, que hacían resaltar aún más su belleza, para Maximiliano no parecía haber una mujer más hermosa en ese lugar más que la mujer que se acercaba hacia él, camino unos pasos para recibirla, mientras el padre de Talia le dijo una palabras entregándole a su hija, “Cuida bien de mi pequeña”, le dice entregando la mano de Talia a Maximiliano, quien le respondió al hombre, “Siempre lo haré”, mostrándoles una sonrisa que parecía brindarle calma al padre que en ese momento se mostró angustiado por la seguridad de su hija.

-          ¿Estás lista? – le dice Maximiliano viendo a Talia

-          Si – le responde firma

-          Bien, vamos – le dice sonriendo.

Terminan de llegar frente al altar donde el maestro de ceremonia los esperaba para comenzar, la pareja se mantuvo atenta al igual que todos los presentes, realizando cada una de las indicaciones, mientras el hombre rezaba y realizaba su protocolar oración, luego de eso, vinieron los votos de los novios, donde ambos leyeron una pequeña tarjeta suponiendo que cada uno la escribió, pero no era así, Agnes al ver que ninguno de los dos novios había planificado nada para decir, se dio a la tarea de imprimirles esas notas. Palabras de amor, sueños y esperanzas de un futuro, vacías y sin ningún tipo de sentimiento puesto en ellas, algo que hizo sentir a Talia un vacío en su interior, luego de eso, pasaron a decir la palabra, “acepto”, formando así un lazo matrimonial entre ambas personas.

Durante la recepción luego de realizar el baile de apertura, la pareja de recién casados estuvo recorriendo el lugar saludando a sus invitados, donde nuevamente Talia tuvo la oportunidad de saludar a los padres de Maximiliano.

-          Mi niña, ahora que eres parte de esta familia, ¿me permitirías un momento a solas? –le dice la madre del hombre a Talia.

-          S.. si – le responde a la expectativa de que es lo que debía hablarle al privado, lo más seguro es que le haría saber su inconformidad con esa boda y más con que Talia sea una simple empleada.

-          Bien, sígueme por aquí, por favor – le dice la mujer – Maximiliano, encárgate tú de los invitados, me llevare un momento a tu esposa – le dice al hombre

-          Claro, madre – le dice sonriendo, mientras las dos mujeres se alejan del lugar – ¿Por qué siempre es así? – le dice Maximiliano a su padre.

-          Bueno, es su forma de ser – le dice sonriendo – ella sabe ante quienes mostrarse indefensa – le dice.

-          Pues con esa expresión, solo asustara a mi esposa – le dice Maximiliano riendo – bueno, me encargare de seguir con los invitados padre – le dice comenzando a caminar hacia un grupo de conocidos.

Talia siguió caminando tras la mujer, se alejaron del lugar tanto que ya no podía oírse la música de la banda de forma clara, llegaron hasta un viejo árbol, una vez allí la mujer se detuvo.

-          Tranquila, no estés nerviosa- le dice la mujer de forma relajada, parecía ser alguien diferente a la de hace un momento.

-          Q.. ¿Qué quería háblame? – le dice Talia

-          Pues en realidad quería hacer esto – de forma sorpresiva la mujer se abalanza hacia Talia en un abrazo, algo que ella no se esperaba.

-          ¡Que!, ah – dice nerviosa, no sabía cómo reaccionar, pensaba que la mujer la odiaba, pero ahora la abraza – pe... pero, ¿usted no me odia? - le dice confundida.

-          ¿Odiarte?, ¿Por qué debería hacerlo? – le dice tomándola por los hombros, Talia estaba confundida, era como si la mujer tuviera una doble personalidad o tal vez fuera otra persona.

-          Porque, su expresión – le dice apenada.

-          Oh no, mi niña – le dice riendo – lo siento, es que tengo apariencias que guardar – le dice de forma amigable – pero no sabes cómo me moría por darte la Bienvenida a la familia de forma apropiada – le dice- Maximiliano no pudo llevarte antes a la casa, es por eso que no había tenido la oportunidad de tener este tipo de conversación contigo – le dice mostrando calidez en sus palabras – quiero también, darte las gracias – le dice sonriendo y dándole otro abrazo, pero esta vez más fuerte.

-          ¿Por qué? – le pregunta Talia luego de que la mujer se separara de ella.

-           Por decidir estar al lado de mi Maximiliano – los ojos de la mujer mostraron melancolía – como madre, estaba muy preocupada por él, no quería morir sabiendo que él estaría solo de por vida – sonríe – así que te doy las gracias por acompañarlo y por amarlo, algo que yo sé que el también siente por ti, dado que tomo la decisión de tomarte como su esposa, algo que todos creíamos imposible, tú lo hiciste posible, así que, muchas gracias – le sonríe y la vuelve a abrazar, dejando salir una lagrima de felicidad correr por su mejilla- Bueno, creo que ya estuvo bueno de mis tonterías de vieja – le dice limpiando sus lágrimas – es hora de que vuelvas con tu esposo, ya tendremos bastante tiempo para platicar – le dice sonriendo – vamos – acomoda su postura y vuelve a su actitud de mujer altiva.