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Plata

Plata

Status: En proceso
Genre:Amor-odio / Apoyo mutuo / Amor en la guerra / Matrimonio entre clanes / Secretos de la alta sociedad / Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:32.6k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Noveno libro de saga colores.

El reino se tambalea con la llegada de la nueva reina proveniente de una tierra desconocida, Sir Levi, ayudante del rey, emprenderá un viaje para hacer un trato con el gobernante, Eudora, la aspirante espía, insistirá en acompañarle, una tentación a la que el sir no podrá resistirse.

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17. Lucha contra la naturaleza

...LEVI:...

Eudora tenía el rostro sonrojado, los ojos húmedos y la boca entreabierta para dejar salir sus gemidos. Estaba enterrado en ella como siempre quise, sintiendo su interior cálido, húmedo y estrecho.

Allí, atada a la cama, alimentaba mi placer.

Salí y entré en ella, con profundidad y lentitud.

Gimió, arqueando y tensando su cuerpo al recibirme.

Sus brazos se tensaban, la correa bien ajustada la tenía quieta.

Acaricié su cuerpo, tracé las manchas en su piel y toqué sus senos.

Empujé con más fuerza en ella.

Se sentía tan bien.

No quería parar.

Apreté sus muslos, le dí azote con mis manos.

La piel de Eudora estaba roja, jadeaba y gemía.

Le di con dureza, sin poder aguantar.

El placer me recorría como latigazos en mi miembro, su interior me apretaba cada vez más, me suplicaba más.

La giré y quedó boca abajo.

Tomé sus caderas y volví a sumergirme con demanda.

Le di nalgadas una y otra vez.

La piel ya estaba marcada por mí.

Eudora era completamente mía, solo mía.

— Suelta la correa — Jadeó, observando de reojo.

— Eudora... Lo disfrutas, deja las quejas.

No comprendía su empeño en querer cambiar las cosas, no me dejaba ser un buen amo.

— Por favor, suéltala, me lastima.

Me incliné hacia adelante, aún estando en su interior, haciendo que Eudora soltara un fuerte gemido.

Solté la correa y la retiré de sus muñecas.

— No te muevas.

Eudora se giró y fruncí el ceño.

Me besó, empezó a tocar mi pecho como si tuviera el derecho.

Me aparté — Basta.

— Solo quiero tocarte — Dijo y volvió a besarme.

Tomé su cabello y tiré.

Me observó, con sus ojos muy brillantes.

— Tendré que atarte de nuevo.

— Hazlo.

La solté.

Me empujó y terminé recostado boca arriba.

Solo me engañó.

Se sentó, sumergiendolo por si sola.

Gimió.

Sacudió sus caderas, con un vaiven lento.

Se veía hermosa sobre mí, con el cabello rozando sus hombros.

No comprendía, con las demás no permití esto y con ella no podía hacer nada.

Se sentía tan bien tenerla sobre mí, que mis instintos estaban peleando, esto era inconcebible.

Moviéndose y frotándose, danzó, paseando sus manos por mi abdomen.

Los entrenamientos la hicieron fuerte y ágil.

Sus expresiones eran un hermoso retrato.

Me senté y la empujé sobre mí.

No iba a permitir que me domara, tomé sus muñecas y las mantuve inmóvil.

Empecé a darle con fuerza y rapidez.

Se arqueó, cerrando sus ojos, gimiendo.

Sentí su interior colapsar, estremecerse.

Temblaba débil, pero no le dí tregua de recuperarse y seguí con mi posesión salvaje.

Estallé después de minutos, me derramé en su vientre y me aparté.

Se quedó jadeando, débil e inmóvil.

— La próxima vez no permitiré que tomes el control — Gruñí, sentándome sobre la cama, de espaldas a ella — No habrá más desafíos.

— No son desafíos — Jadeó.

— Si lo son, pensé que te habías rendido ante mí, pero solo quisiste desafiarme, voy a encadenar tus muñecas y tobillos, así no tratarás de hacer lo que te place.

Eudora se sentó sobre la cama, despeinada y adolorida.

— No comprendo ¿Qué tiene de malo lo que hago?

— Tiene mucho de malo.

En mi tribu, hubiese sido asesinado a golpes si una hembra estuviese tomando el control. Entendía que ya no estaba en mi tribu y que las mujeres en los demás reinos tenían más libertad, pero es que mi naturaleza me decía que estaba mal que Eudora quisiera tomar control en la unión.

— Levi ¿Por qué te molesta tanto?

— Que quisieras hacer lo que te place no fue nuestro trato.

— Sabes que no puedo ser dócil y aún así insistes en que me quedaré quieta.

— Pensé que te domaría, pero solo me retas — Dije, sintiendo una lucha en mi interior entre lo que creía correcto y lo que creía prohibido.

— Yo también quiero tocarte y hacer tanto como tú — Tocó mi espalda.

— Esa no es nuestra relación — Me giré para observarla con severidad — Teníamos un acuerdo, eres mi felina y yo tu amo.

— Dices eso como si fuese normal, pero existen tantas formas de hacer el amor — Dijo, tocando mi mejilla, con expresión suave.

— ¿Qué sabes tú de esas cosas? Acabo de quitarte la virtud.

— Parece que el que no entiende eres tú, atar o pegarle a alguien con un cinturón no es la única forma, tal vez te complazca, pero no es normal...

— Nosotros no hacemos el amor — Corté y se quedó quieta — Esto es solo un trato, solo eres mi felina y yo soy tu amo. Sin cuestionamientos.

Tragó con fuerza — Lo sé.

— Pareciera que no.

— Lo dices como si fuese prohibido que una mujer te toque o intente hacer lo mismo que tú ¿En qué mundo vives? ¿De dónde lo sacaste? — Gruñó, indignada — Creí que solo era parte de una fantasía, pero veo que es más que eso.

— Jamás vas a comprender.

— No, no lo haré, ni siquiera debí entrar en esto — Dijo, dolida y me tensé — Sabía que terminaría mal.

— No ha terminado.

No quería que terminara.

— ¿Seguirás molestándote si tomo la iniciativa?

— Tienes que rendirte voluntariamente, completamente, si no te castigaré — Rodeé su mandíbula con mi mano.

— Lo siento, pero jamás seré así. No estoy hecha para esto, quiero hacer tanto como tú.

Me estremecí.

— Eudora.

Se zafó de mi agarre.

Derramó lágrimas — No puedo, necesito más de ti.

— Lo lamento, no puedo darte más, esto es lo único que deseo — Tomé el cinturón — Que necesito.

— Eres un egoísta — Gruñó, cubriéndose con la manta, como si tuviera vergüenza de lo que hicimos.

— Eudora...

— Vete, por favor.

— Eres mía.

— Dijo que respetaría si la otra persona quería terminarlo, yo no quiero más, así que por favor no insista.

Sentí un nudo en la garganta.

Pensé que podría dejarla si ya no quería más.

No quería que acabara, no cuando apenas había empezado.

Verla cubriéndose y llorando en silencio.

— Eudora.

— Déjeme en paz.

— Lo comprenderás luego — Susurré.

Recogí mi ropa y me vestí.

Eudora se recostó, dándome la espalda.

Salí de la habitación.

...****************...

— La muralla es muy alta — Dijo Albert, mientras el rey nos daba un paseo por toda la fortaleza.

Los edificios eran más pequeños que las murallas, las calles estaban sucias y llenas de pilas de nieve.

La gente parecía muerta en vida.

Los niños solo se quedaban quietos junto a sus madres, observando nosotros desde las puertas de sus hogares.

El rey era egoísta, pudo haber hecho un trato con el rey Archibald para llevar a la gente que no podía pelear hacia Hilaria, así no tendrían que pasar penurias.

Las murallas estaban custodiadas por guardias, pero el pueblo no era tan grande como la fortaleza.

El muro se extendía kilómetros y kilómetros.

— Para que no crezca la población, los hombres son castrados, los pocos niños que han fueron engendrados por descuidos que no volvieron a repetirse — Dijo el rey, paseando adelante, junto a sus hombres.

— ¿Y usted está castrado? — Pregunté, sin ningún respeto.

Solo el ayudante de un rey podía desafiar a otros reyes.

Más de uno se tensó.

Albert contuvo una carcajada, tuvo que taparse la boca, suerte que el rey estaba de espaldas a nosotros.

— Soy un viejo, ya no puedo concebir y tengo la suficiente responsabilidad para no caer en tentaciones.

Si como no.

Le había ofrecido a Eudora una asquerosa noche de pasión a cambio de ver a mi padre.

Eudora.

Observé del otro lado de Albert, ella caminaba en silencio, evitaba mi mirada y yo no sabía como sentirme.

Solo le hablaba a Albert y al rey.

Me desesperaba.

— Por supuesto, majestad.

La mayoría de los hombres estaban despejando la nieve, haciendo trabajos de herrería y cacería.

— ¿Cómo logran recolectar tanta carne? — Pregunté, al ver una carreta llena de lobos muertos.

— Hemos capturado lobos cuando nos aventuramos afuera de la muralla — Dijo el rey, deteniéndose para observar la carreta — Los criamos en cautiverio, son los únicos animales que pueden sobrevivir al frío, aunque hay ciervos, son difíciles de encontrar y bastante escasos, los osos, imposibles de atrapar.

— ¿Con qué los alimentan?

— Salvajes, prisioneros, la gente que muere va a parar como carne para lobos — Dijo, sin tapujos — Los modos no son tan buenos pero es así como sobrevivimos, la piel se usa para abrigarnos.

Se quejaba de lo despiadados que eran los salvajes cuando él era igual.

Nos alejamos del pueblo, hacia la planicie despejada que solo albergaba nieve y estaba rodeada por la muralla.

Un grupo de hombres se aproximó desde lejos.

— La brigada de cazadores ha vuelto — Dijo uno de los hombres, en Polemo.

— Mi hijo está con ellos.

Oh vaya, un reencuentro grandioso.

El rey espero a que se acercaran.

Hombres de barba larga, capas gruesas y ropas oscuras, armas enfundadas.

En el centro de los cinco hombres estaba el hijo mayor del rey.

Oraham.

De cabello oscuro y expresión fiera, un rasguño le recorría todo el rostro, cortesía de mi mano.

Hicieron una reverencia al rey.

— Majestad.

— ¿Cómo les fue en el viaje?

— La zona norte está desolada, no hemos divisado ningún salvaje.

— Las tormentas de nieve los mantienen alejados — Dijo el rey, a todos — Oraham, estos son hombres del rey Adrian — Ondeó su mano hacia nosotros — El ayudante del rey, Sir Levi Abbot — Hice una reverencia ante la mirada dura del principe, ese infeliz no podía reconocerme, yo lucía tan civilizado, el niño salvaje que lo atacó era muy diferente.

— Encantado de conocer al príncipe Oraham.

— Que no te engañen sus modales, es bastante impertinente — Dijo el rey, con una carcajada burlona — Su ayudante, la señorita Eudora es más agradable — Ella hizo una reverencia, el príncipe le recorrió con la mirada como no hubiese visto una mujer en décadas, apreté mis puños — Y el capitán de la nave en la que llegaron, Albert Mercier.

Él también hizo una reverencia.

— ¿Están dispuestos a colaborar en la guerra? — Preguntó con voz ronca.

— Por supuesto, eso ya está arreglado.

— Excelente, porque deseo con todo mi ser decapitar salvajes.

Me recorrió la furia.

Maldito, había llegado con un ejército de caballos y espada, atacando mientras dormíamos.

— Haz el favor de mostrarle al sir y al capitán, cuan altas son las murallas — Dijo el rey.

— Me gustaría ver las montañas desde las torres de vigilancia, la idea es fantástica — Dije, apoyando al rey.

— La señorita Eudora y yo iremos a dar un paseo — El rey se atrevió a entrelazar su brazo con el de ella.

Eudora se tensó.

Era mía, quería gruñir y atacar al rey, lanzarme sobre él para arrancarle el rostro a mordiscos.

Sacudí mi cabeza, no había tenido un impulso salvaje desde hace años.

Este lugar me estaba afectando.

El hecho de haber poseído a Eudora hace horas, de marcarla por primera vez como mía, tenía mis celos a reventar.

— Padre ¿Ya estás pensando en casarte? — Preguntó el princesa con una sonrisa desagradable.

— Tal vez sí, tal vez no.

— Ya no estás para esas agitaciones.

— Guarda silencio y muéstrale a los caballeros el porque los salvajes no se atreven a trepar nuestros muros.

— Macai, ñe races (Cobardes, se orinaran)

— El sir sabe Polemo, debería contarnos como es que sabe nuestra lengua — Dijo el rey.

— Por supuesto, si me cuenta como es que aprendió a hablar en Florencio e Hilario.

...****************...

Albert y yo subimos las escaleras de la torre de vigilancia, al llegar a la sima de la muralla, salimos al pasillo.

Mi mirada se plantó en la lejanía, las grandes montañas blancas e interminables.

Podía escuchar las canciones de mis ancestros, susurradas en el viento helado.

— Hay una trinchera rodeando la muralla — Señaló al príncipe hacia abajo y ambos nos asomamos.

— No la veo — Dijo Albert.

— Esa es la idea, está cubierta por la nieve, un pie en ella y los malditos quedan ensartados en lanzas listos para ser comida de lobos.

— ¿Han cazado muchos? — Pregunté, elevando una ceja.

— Por supuesto, siempre caen como tontos, no es la única trampa que hay, estamos utilizando sus técnicas de ataque en su contra. Hay cuerdas en todo el campo que activan ballestas, terminan muertos antes de caer al suelo — Dijo, disfrutando de contarlo — Es tan divertido ver a sus cabezas huecas morir.

— ¿Y ese rasguño en la cara? ¿Se lo hizo un salvaje? — Pregunté, cruzando mis brazos.

— Un maldito mocoso salvaje, pero a él le dije peor, masacramos su tribu y capturamos a su padre, desde hace años está siendo sometido a torturas e interrogaciones.

Sentí el impulso de aventarlo de la muralla.

— Vaya, gran hazaña.

— Planeamos lograr más, queremos desaparecer esa raza que no debió existir.

— Los salvajes defienden lo que es suyo.

No fui yo quien lo dijo, si no Albert.

El principe me empujó a un lado.

1
lu
obvio que escuchó, por eso se sintió más emocionado
lu
la saga es muy buena
Yise
Golozaaaaaaa aissshhh q calorrrchh q capitulo más intenso ufffffff mira q jiros más bruscos e inesperados dio, pero me encantó....... Eudora bb cosita rika debes estar agradecida q has atrapado a esa fiera solo para tí, así q ve con calma q ya ese macho pecho peludo espalada plateada es tuyo todo tuyo. Golozaaa /Chuckle//Chuckle//Chuckle//Chuckle//Chuckle//Chuckle/
Blacina Calvo Fernández
Excelente historia. Poco a poco Eudora ha ido enamorando a Levi.
Yilli Paola Soto Nuñez
claro que escucho y por eso se prendió más que no se resistió y sembró la semilla en ella cuando quieran regresar van llegar con un nuevo integrante en el barco
Sol
si escucho pero no sabe cm reaccionar a esa palabra q significa mucho
Marcela Lopez
está emocionante 🥰
Mary Ney
Escritora dele a Albert una buena esposa,, se la merece, har sir ya estas enamorado creo que escuchaste Eudo el Te Amo/Smile/
Laura Ojeda
me encanta autora gracias.. creo que Levi y Eudorita van a ser padres si siguen así....
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
👁️👄👁️ yo al ver que Levi le dió como cajón que no cierra y le echó sus bendiciones a 10 meses de llegar a Floris 🤣🤣🤣 Probablemente haya bebé salvajito nuevo❤️💖
Nella Reyes
claro que te escucho sólo que no sabe como decir la palabra aún pero de que la siente la siente... sino no se hubiera derramado en ti.... apuesto a que deseo en silencio poner la semilla de un bebé en tu vientre
Daiana Ibarra
Albert de cada lugar quiere un recordatorio ahora quiere a l salvaje q le pida al rey como pago x su trabajo
Daiana Ibarra
cuando lleguen al rey van a llegar con un bebé recién nacido si siguen asi
Nella Reyes
Eudora eres una heroina, no sólo salvaste a la guerrera, también a las mujeres y niños que iban a ser asesinados y por último salvaste a tu suegro... tienes un corazón de oro puro así que Levi debe estar además de Enamorado, orgulloso que no cabe en su pecho la mujer fuerte que eres
Orozco Beatriz
si escuchó, solo que se emocionó y te dio como cajón de gabeta mal colocado 🤭🤭
Eliana Cardona
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Eliana Cardona
Que emocionante es esto 👋👋👋
Faveamny Calderon
naaaa si te escucho querida pero típico de los hombres hacerse los sordos para no te er que demostrar sus sentimientos o aceptar que cayeron en las garras de cupido 🤭🤭🤭🤭
Melissa Janeth Basilio Polo
gracias , gracias por actualizar ....moría de la impaciencia por leer otro capítulo 🥺
Ana Parra
uyyy sir Levi gota a gota se llena el cántaro y Eudora tiene paciencia de doncella
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