Jesica, es una chica de una familia media, cuando su madre enferma se ve obligada a comenzar con un trabajo como novia por contrato donde conocerá a Max quien la llevará a un mundo de mentiras y dolor
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fiesta y equivocacion.!?
Jessica descendió al comedor, donde fue recibida amablemente por los padres de Max. Sin embargo, Eleonora y Luna ni siquiera le dirigieron una mirada, ignorándola por completo al verla entrar.
Jessica sintió una incomodidad inmediata, especialmente porque no tenía idea de dónde estaba Max nuevamente.
—¡Hola, Jess! Max salió con Joseph, nos encontraremos con ellos más tarde en la fiesta —dijo Micaela, sonriendo de manera amistosa.
El desayuno transcurrió sin ningún inconveniente. Micaela no se separó de Jessica, ya que era consciente de las intenciones de Luna, que consistían en hacerla sentir mal y incómodarla.
—Jessica, ¿puedo hablar contigo un momento? —dijo Cristen, mirándola fijamente, lo que provocó que Luna se irritara.
—¡Claro! —respondió Jessica, levantándose de la mesa de inmediato y saliendo con Cristen de la casa.
—Jessica, en un par de semanas planeamos hacerle una fiesta sorpresa a Max y me encantaría que nos ayudaras. Tú conoces mejor que nadie sus gustos y lo que le interesa, ¿qué dices? ¿Te gustaría participar? —exclamó Cristen, con una sonrisa cómplice en el rostro.
Si claro me encantaría.!_ dijo Jessica nerviosa, pues no tenía otra opción que aceptar.
Me encanta, entonces pediré que te compartan mi número personal para que podamos hablar.!_ dijo cristen.
Todo está bien tía.!_ dijo Eleonora prima de max, interrumpiendo la conversación entre ellas, pues quería saber de qué estaban hablando.
Si, luna, no te preocupes, se van con cuidado.!_ dijo cristen, cambiando de conversación.
Bueno, nosotras también nos estamos yendo, dijo Micaela, dirigiendo su mirada hacia Jessica con una sonrisa.
Claro, solo necesito tomar mi bolsa, respondió Jessica, mientras se dirigía hacia la casa para recoger sus cosas antes de salir en el auto de Micaela.
Te va a encantar este tipo de fiestas, son de las mejores que puedes encontrar en la isla, afirmó Micaela, mostrándose entusiasmada.
No es que me encanten las fiestas, y eso que solo he asistido a una, contestó Jessica, dejando escapar un suspiro que reflejaba su desánimo.
¿De verdad? Entonces, ¿dónde conociste a Max? ¡Porque él es el rey de la fiesta! _ exclamó Micaela, visiblemente sorprendida.
Por internet, respondió Jessica, sin pensarlo demasiado, simplemente para salir del apuro en el que se encontraba.
Eso es incluso más sorprendente. ¡Ah, pero a él no le gustan mucho las redes sociales! Siempre dice que solo hacen que la gente se vuelva esclava de sus teléfonos. A mí, en cambio me sorprende, Pero me encanta, y tú me caes súper bien! _ comentó Micaela entusiasmada.
Creo que en realidad, solo a ti te caigo bien, porque a Eleonora y a Luna no les agrado tanto, respondió Jessica con un tono de resignación.
No te preocupes, siempre hay una razón detrás de esos comportamientos. Luna ha estado enamorada de Max durante varios años. Aunque entre ellos existe una cosa rara, no es nada que se asemeje a la relación que ella realmente desea. Ahora que él te trajo aquí con su familia, ella se siente obsesionada y frustrada, Pero tú no te preocupes para nada, por qué Max, te mira de una manera diferente y creo que es amór y mira que yo jamás me equivoco. Dijo Micaela
pues le estaba explicando a Jessica, para que entendiera por qué ambas la estaban ignorando.
Esas palabras provocaron en Jessica una sensación extraña y nerviosa, como si un torbellino de emociones recorriera su interior. La mera idea de que Max pudiera interesarse en ella le resultaba completamente inverosímil.
Micaela y Jessica llegaron juntas a la fiesta, emocionadas por pasar un buen rato. Al entrar, Micaela fue por dos piñas coladas para compartir, pensando en lo refrescantes que serían en medio del calor. Jessica, al recibir su bebida, tomó un gran trago sin dudar, convencida de que era solo un cóctel suave y refrescante, sin pensar que podría contener alcohol. Sin embargo, el intenso calor del ambiente la impulsó a disfrutarla sin reservas.
Micaela, al ver la reacción de Jessica, no pudo evitar reírse y con tono juguetón le advirtió: ¡Hey, despacio! ¡Esa bebida sí lleva un poco de alcohol!
De verdad, no sabe.!_ dijo Jessica sorprendida.
A Micaela le apasionaban las fiestas y disfrutar de la música mientras bailaba. Por eso, decidió tomar de la mano a Jessica y llevarla directamente a la pista de baile. Allí, comenzaron a moverse al ritmo de la música, dejando que la diversión y la alegría las envolviera. Jessica, por su parte, había tomado la decisión de aprovechar al máximo esa noche, sintiéndose libre de preocupaciones y dispuesta a relajarse, ya que era consciente de que no volvería a encontrarse con nadie de las personas que estaban allí. Era el momento perfecto para dejar atrás el estrés y disfrutar del instante.
Las horas pasaban rápidamente y las bebidas fluían hacia las manos de Micaela y Jessica. Ambas las aceptaban sin ningún tipo de precaución, dejándose llevar por el ambiente festivo; sus cuerpos ya se movían con soltura, disfrutando del ritmo de la música.
Mientras tanto, Max y Joseph se habían retrasado considerablemente porque no lograban encontrar el medicamento que necesitaban. Cuando finalmente lograron llegar a la fiesta, ya había caído la noche.
Max fijó su mirada en Jessica, quien se movía de manera extremadamente seductora junto a Micaela. La forma en que ambas se movían atrajo la atención de todos los hombres presentes, quienes no podían evitar contemplar a Jessica con deseo. Esta situación causó que Max sintiera un creciente malestar en su interior.
Max se acercó a Jessica con paso firme y, al llegar a su lado, la tomó del brazo suavemente para que se detuviera. En ese momento, Jessica sonrió con alegría y, mientras se dirigía a Max, lo abrazó del cuello de manera juguetona, lo que provocó que él se pusiera un poco nervioso.
¡Aquí está Max, Walter, mi novio! exclamó Jessica con una sonrisa radiante, disfrutando de la situación.
Vemos que están disfrutando al máximo, comentó Joseph, mientras acercaba sus labios a los de Micaela y le dedicaba una sonrisa radiante.
¡Vamos a bailar!, exclamó Jessica, tomando de la mano a Max y sorprendiendo a este con su actitud inesperada.
Jessica, ¿estás bien? preguntó Max, observándola con preocupación, ya que era evidente que había bebido más de la cuenta.
¡Estoy perfectamente! ¿Qué pasa, no quieres que todos vean lo bien que lucimos como la pareja perfecta?, respondió Jessica, comenzando a moverse al ritmo de la música, acercándose tanto a Max que su cuerpo se pegó al de él. La cercanía hizo que el corazón de Max se acelerara al sentir su calor y el contacto cercano.
Max no pudo resistir la tentación y, con un movimiento suave, la tomó de la cintura, acercándola más a él. Los dos se miraron intensamente a los ojos, y Jessica, sintiéndose atraída por el momento, se acercó aún más, dejando a Max sin aliento.
Fue entonces cuando Jessica lo besó, un beso tan apasionado que hizo que la reacción física de Max fuera evidente a través de su pantalón. Para intensificar aún más el momento, Jessica lo tomó del cuello, profundizando el beso con una intensidad que los envolvió.
“Dime cómo lo estoy haciendo”, le dijo Jessica mientras ambos respiraban con dificultad, claramente agitados por la mezcla de emociones y sensaciones.
Sin darle tiempo para responder, Jessica se dio la vuelta para alejarse, pero Max, aún atrapado en la intensidad del momento, la sujetó del brazo con firmeza.
“Basta, ya es hora de irnos”, expresó Max, su rostro mostrando una seriedad que contrastaba con el calor del instante anterior.