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EMBARACE A MI ENEMIGO

EMBARACE A MI ENEMIGO

Status: Terminada
Genre:Yaoi / Hombre lobo / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Atracción entre enemigos / Matrimonio entre clanes / Dragones / Completas
Popularitas:164.8k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Mckasse

En el corazón del Bosque de Dragonwolf, donde dos clanes milenarios han pactado la paz a través del matrimonio, nace una historia que nadie esperaba.

Draco, el orgulloso y temido hijo del clan dragón, debe casarse con la misteriosa heredera Omega del clan lobo y tener un heredero. Louve, un joven de mirada salvaje, orejas puntiagudas y una cola tan inquieta como su espíritu, también huye del destino que le han impuesto.

Sin saber quiénes son realmente, se encuentran por casualidad en una cascada escondida... y lo que debería ser solo un escape se convierte en una conexión inesperada. Draco se siente atraído por ese chico libre, borrachito de licor y risueño, sin imaginar que es su futuro esposo.

¿Podrá el amor florecer entre dos enemigos destinados a casarse sin saber que ya se han encontrado... y que el mayor secreto aún está por revelarse?

Una historia de miradas tímidas, corazones confundidos y un embarazo no deseado.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Celos de mi enemigo.

No lo vi venir.

Juro por mis ancestros… no lo vi venir.

Ese maldito lobito mío siempre me tenía la cabeza al revés, pero hoy... hoy se había superado.

Ayer fue un día estupendo, lo tuve bajo mi cuerpo, lo hice mío incontables veces, se desmayó del placer y yo lo llene por completo la noche entera. Tanto así que pensé que no iba a poner caminar por días. Lo limpie bien está mañana mientras dormía.

El día empezó como cualquier otro se los juro. Amanecí temprano, con el cuerpo encendido todavía por lo que me había dejado anoche —ese aroma dulzón que solo él tenía, esas malditas curvas que no me dejaban en paz ni dormido o ese agujero rosadito que me invitaba a que lo llenara con mi verga—. Así que hice lo que sabía hacer luego de saciarme: entrenar hasta reventarme los músculos, hasta sacarme de la cabeza las ganas de volver a buscarlo, atraparlo contra la pared y hacerlo mío otra vez. Debo buscar más poción para darle porque la que tenía se me acabó.

Yo no andaba pensando en mi cumpleaños.

¿Cumpleaños? ¿Qué era eso para un dragón de mi rango? Pura tontería de debiluchos. Puro detalle sin sentido. Es más, ni yo me había acordado.

Pero parece que él sí… O alguien se lo sopló.

Y lo supe cuando lo vi llegar.

Primero escuché los murmullos. Las risitas de mis soldados. Las dragonas que siempre andaban de frescas cuando sabían que Louve no estaba cerca. Esas bestias estaban locas por ser ensaltada por mi verga. Se me ofrecían cada vez que tenían la oportunidad y yo me les negaba. Una vez antes de casarme yo me quedé dormido luego de entrenar y desperté con una de ellas con mi verga hasta lo profundo de su garganta. Por suerte desperté y reaccioné apartandola.

Y hoy se repite, una de esas atrevidas, una cría recién salida de su clan, se me había subido descaradamente en las piernas como si yo fuera cualquier cosa. Eso pasó en segundos.

—Feliz cumpleaños, mi comandante… —susurró con voz melosa, tratando de rozarme los labios.

Y ahí fue.

El infierno se desató.

Porque lo olí.

Lo sentí.

Era mi lobo.

Mi esposa.

Mi condena.

Lo vi parado a lo lejos, con una bandeja en las manos… con comida que tal vez él mismo había preparado. ¿Para mí? No lo podía creer. Y tampoco me dio chance de reaccionar. La chica aprovechó mi descuido y me besó. La aparté al tiro pero ya era tarde.

Solo vi sus ojos. Ese azul brillante… llenándose de furia.

Y luego…

¡PA!

La bandeja de comida voló en el aire directo a mi cara.

Me quedó arroz pegado en el cuerpo, carne cayéndome del hombro… ¡y todo el mundo en silencio!

—¡Maldito seas, Draco! —me dijo y después de eso quedé en blanco.

Porque sin pensarlo dos veces… me dio una cachetada.

Una.

Sola.

Seca.

Frente a todos.

El eco del golpe me zumbó más que cualquier rugido en guerra.

Y se fue. Así, sin más. Caminando con esa rabia que lo hacía más hermoso que cualquier dragona de esta tierra.

Todos estaban tiesos.

Yo… yo me quedé en shock.

Pero, ¿sabes qué fue lo peor?

Sonreí.

Me relamí el labio con sabor a su comida.

—Carajo… —murmuré bajito, mientras me limpiaba y la risa llegó a mí. Reí a carcajadas—. Este lobo me va a enterrar joven.

Me paré. Miré a mis soldados, a las dragonas.

—¿Qué carajos miran? —les gruñí—. La próxima que se me suba encima o intente besarme de nuevo, la aviento al río con las pirañas.

Y me fui detrás de él.

Porque ese lobo era mío.

Mi problema.

Mi debilidad.

Mi hogar.

Y así empezó mi verdadera cacería del día… buscar a mi tormenta de ojos azules, que sin querer, me acababa de dar el mejor maldito cumpleaños de toda mi condenada vida para recordar.

Lo vi irse y me dolieron las lágrimas que ví en su rostro ¿realmente tenía celos? ¿pensó que no lo quiero o que me burlaba de él?

Así, con esos ojitos brillosos de rabia y dolor, lo amé de nuevo.

Me lanzó la bandeja en la cara —mierda, me la merecía— me cruzó la cara con una cachetada que todavía me ardía más que cualquier golpe en el entrenamiento… y se fue.

Pero no corrió.

No.

Mi lobito se fue con esa dignidad que solo él tiene… con la cabeza en alto y los ojos explotando de lágrimas.

Y cuando lo vi doblar la esquina, lo seguí.

—Déjalo, comandante… —me dijo Kiro Thalanar, uno de mis comandantes y mejores amigos—. Déjelo enfriar.

¿Enfriar? ¿Cómo carajos se enfría un corazón que late solo por él?

No me importó nada.

Mis pasos fueron detrás de él, en silencio, siguiéndolo de lejos. Pero Louve… ay, Louve siempre ha sido astuto.

Me sintió.

Y de pronto…

Crack.

Se transformó. Pero antes se quitó toda la ropa.

Su cuerpo se encogió, sus huesos se moldearon y frente a mí apareció ese lobo negro con toques de gris, tan hermoso, tan salvaje, tan mío… que me dejó sin aire. La ropa las dejo atrás y su cuerpo se llenó de un pelaje hermoso.

—Mierda… —murmuré, dejando que mis alas se desplegaran completas, gigantes, rugiendo al contacto con el viento. Si no las sacaba de seguro me dejaría muy atrás.

Lo vi correr como alma que lleva el diablo.

Y yo… yo volé a su lado.

Planeando bajito entre los árboles.

Siguiéndolo.

Cazándolo.

—¿A dónde vas, lobito? —le gruñí desde arriba, mientras él corría más fuerte.

Pero su llanto me partió.

Lo escuché.

Sollozos entrecortados, lastimosos.

Dolidos.

—¿Eso es lo que soy para ti, Draco? —gritó de pronto, levantando apenas la cabeza—. ¿Un juego? ¿Un omega más para calentar tu cama y luego burlarte de mí delante de todas esas zorras que tienes en tu clan?

Su voz me traspasó el pecho.

Juro que algo dentro de mí se desmoronó.

—Yo no...

—¡¿Para eso te casaste conmigo?! —chilló, con su voz temblando—. ¿Para hacerme pedazos el corazón como si no valiera nada? ¿Tanto me odias como tú enemigo?

No pensé.

No razoné.

Solo bajé en picada, lo tomé de un salto con mis brazos fuertes, atrapando su cuerpo caliente y tembloroso, y me elevé con él por los cielos.

Su cuerpo luchó al principio.

Pataleó.

Me mordió la mano.

—¡Bájame, dragón de mierda! ¡No me toques te digo!

—No —le gruñí contra su cuello—. No te voy a bajar, Louve. No mientras piense que tú creés esas estupideces.

Subí más alto.

Más.

—¡Esto es muy alto carajos!— chilló del miedo mientras trataba de aferrarse.

Hasta que estuvimos por encima de las nubes, donde solo nosotros dos existíamos.

El sol nos bañaba, las nubes nos rodeaban como un mundo propio.

—Mírame —le pedí, con la garganta cerrada.

No quería que llorara.

No mi lobo.

No él.

—No...

—Mírame, Louve, no te dejaré caer—le rogué, esta vez más suave.

Sus ojitos rojos, llorosos, se clavaron en mí. Hermoso. Salvaje. Mío. Celoso.

—Nunca jugué contigo —le confesé, apretándolo más fuerte contra mi pecho—. Yo no sé querer bonito, Louve… no sé hacerlo bien… pero si hay algo que sé, es que desde que apareciste en mi vida, nadie, absolutamente nadie, me importa como tú.

Sentí su cuerpito rendirse poquito a poquito.

—Tu me importás —seguí, bajando la voz—. Tus comidas sabrosas, tus gritos, tus celos, tus pataletas… todo. Eres lo único real que tengo en este mundo de guerra y sangre.

Lo sentí llorar otra vez.

Pero distinto.

Más suave.

Más liviano.

Sus patitas se enredaron en mi cuello.

Y susurró contra mi piel.

—Entonces no me lastimes, Draco… porque yo no te sé querer a medias.

Y te juro… te juro por mis alas y por mis cicatrices… Que ese día entendí que no había vuelo, ni tesoro, ni corona… Que valiera más que ese lobo llorando en mis brazos.

Mi lobito.

Mi mate.

Mi único siempre.

Volábamos.

No existía tierra bajo mis pies, solo el cielo, el viento y ese maldito lobo testarudo que acababa de transformarse… de nuevo.

Solo que esta vez, Louve se agotó.

Sentí cómo su cuerpo temblaba contra el mío, sus patitas de lobo ya no tenían fuerza y, en medio del vuelo, comenzó a cambiar otra vez…

Y yo, Draco, heredero del clan más brutal de dragones, me vi en la maldita peor situación de mi vida.

—¡No, no, no, no! —gruñí sintiendo sus huesos reorganizarse.

Y ahí estaba…

Louve.

Mi omega.

Mi esposa.

Completamente desnudo en mis brazos, con su cabello negro y gris volando por todos lados, sus mejillas rojas, sus orejas hacia atrás, su cola hermosa, su cuerpo caliente… y yo tragando saliva como un maldito idiota.

—¡Tú me quieres matar a mí, cabrón! —murmuré por lo bajo, desesperado, porque ni siquiera podía pensar con claridad con él tan pegado a mí. Podía sentirlo por completo y mi verga lo ansiaba. ¿Cómo sería hacerle el amor en el aire? No había forma.

Pero ahí no acababa mi desgracia…

No.

Los olí primero.

Dragones.

Grandes. Armados. Y con armaduras negras que solo significaban una cosa:

El Clan Volvanes.

Enemigos.

Centinelas.

Cazadores de oportunidad.

Se atravesaron en mi vuelo, flotando frente a mí con sus alas rojas enormes, viéndome de arriba abajo. Eran como siete. Guerreros de verdad.

Uno de ellos rió al verme sujetando a Louve. No me quedo de otra que volar sólo con un ala y taparlo con la otra.

—¿Pero qué tenemos aquí? —escupió burlón— ¿El príncipe Draco… cargando a un omega desnudo? ¿Acaso está herido? ¿Estás enfermo, heredero?

Otro agregó con sarcasmo:

—Tal vez lo que lleva es un botín raro… un omega con pelo negro y gris… no se ven todos los días.

Sentí a Louve tensarse en mis brazos.

—Draco...tengo miedo.

Vi cómo lo miraban.

Como lo deseaban.

Como lo catalogaban.

¡MI LOBO!

Y ahí supe…

No podía pelear.

No con él así.

Tenía que sacarlo de ahí.

Pero ellos… ellos lo vieron.

—¡Sostente fuerte, Louve!

Me vieron girar.

Me vieron elegir huir.

Y para un dragón guerrero… eso era insultante.

Eso era declarar algo más grande.

—¡Nos oculta algo! —rugió el líder— ¡Persíganlos! ¡Ese Omega lo quiero mío!

Y en cuestión de segundos, el cielo se llenó de rugidos, alas batiendo fuerte, lanzas encendidas, fuego lamiendo el viento.

Ellos venían por nosotros.

Por Louve.

Y yo…

Yo rugí tan fuerte, tan salvaje, tan bestial… que hasta el aire tembló.

—Aguanta, lobito… —le susurré con mi voz ronca pegada a su oído— Nadie… nadie te va a tocar.

Mis alas se extendieron al máximo, mis escamas comenzaron a relucir con destellos dorados de pura rabia, y mi instinto protector explotó.

—¿Quieren guerra? —gruñí entre dientes— Pues vengan por mí, bastardos.

Y volé.

Como solo un dragón enamorado puede volar. Sentía como mis cuernos crecían por primera vez en mi cabeza. Mi energía aumentaba.

Con mi tesoro más preciado en brazos.

Con el corazón rugiendo dentro del pecho.

Y con la promesa clara…

Si alguien se atrevía a ponerle un dedo encima a mi lobo… ese sería su último error y su último suspiro.

1
Antonia Ortíz Martínez
dónde firmo para el decapitamiento del este maldito dragón aberración la naturaleza
Yeisy Sofía De la Hoz Polo
Que lindo, q haya mucho amor para entregarle a este ser inocente
Anthony De Luca
la autora es alergica a la felicidad o que?
Anthony De Luca
draco en tres capitulos se volvio el estandar
Pao Cisnerosmar
👍
Yeisy Sofía De la Hoz Polo
Louve demostrando su grandeza con ese corazón sabio y noble. No creo q haya sido una decisión fácil de tomar.
Anthony De Luca
tengo ganas de matar a Draco,que tal si reunimos firmas para que la autora lo matebJAJAJAJAJAJA
Mckasse Escritora: jajajaja sicaria
total 1 replies
Bianca Diaz Quiroz
me gusto mucho 🫶🏼
Mckasse Escritora: gracias
total 1 replies
Yeisy Sofía De la Hoz Polo
Por qué habla en femenino, acaso es una adaptación?
Anthony De Luca
Algun dia se va a caer la casa de tantos golpes que ese dragon le ha dado a esa pared no joda
Mckasse Escritora: jajajaja
total 1 replies
Anthony De Luca
esta historia no se llama "embarace a mi enemigo" por nada mi rey
Mckasse Escritora: jejeje
total 1 replies
Anthony De Luca
Definamos defectuoso querido /CoolGuy//CoolGuy/
Anthony De Luca
SISIIIIIIII ESTOS ME PARECEN QUE SON DESTINADOS/Grin//Grin//Grin//Grin//Grin//Scream//Scream//Scream//Scream//Scream//Scream//Scream/
Samirha Damrha Palmuk
Me estaba gustando pero cuando llegó la infidelidad de Draco dejo de gustarme, simplemente no fue de mi gusto en ese momento, trate de seguir leyendo pero ya no podía, me dejó de gustar .
Mckasse Escritora: la vida es así de injusta
Samirha Damrha Palmuk: Además sentí que la personalidad de Louve de independiente y guerrero se estuvo perdiendo mientras seguía la historia
total 3 replies
Sanemi and Genya
Para mí tú eres la gloria 🎶
Eres secreto de amor 🎶
Secreto 🎶
Me acordé de esa canción 😃
Maria Isabel Fernandez
pensé que ya había olvidado algo que paso hace años y me doy cuenta que nunca llega el olvido, simplemente lo guardas en lo más profundo, pero siempre es un fantasma que está ahí y sale cuando menos lo esperas, un dolor silencioso, una herida que no sana.
me brinque varios capítulos, no lo soporte, disculpa autora, tu historia es excelente, ahora sí como se dice , no eres tú soy yo....
Maria Isabel Fernandez
excelente muchacho , envidia de muchas madres, la union perfecta de valores morales y fuerza....
Xander Miguel Cantillo Simarra
al rey le faltan pelotas, háblale claro a ese fastidioso dragón y que su hermanastra no le pertenece que se arranque las escamas jajaj
Stella Scaraballo
que hermoso que son y creo que el haber mencionado su embarazo el dragón luchará por su lobo y bebé
Maria Isabel Fernandez
en la torre mi capitán, está marcado..... jajajaja 😂😸😂 como que se hace el yo no fuí.....
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