Mi Hombre Es Un Mafioso

Buenos días- pegué un respingo antes el saludo, ya que estaba súper concentrada

- Buenos días señor- saludamos al unísono yo y Olga

- díganme Branko-

- lo siento- me disculpé

- el desayuno ya está listo, por favor Mili, lleva esto a la mesa-

- si Olga- primero fui por el carrito para poner los utensilios y cubiertos, el café, el jugo y los Burek y salí hacia allá, el se acomodo para ver primero el periódico mientras yo acomodaba todo en la mesa- buen provecho-

- Mili- me tomo de una mano- tu vas a desayunar conmigo- lo ví a sus ojos

- está bien- y me senté a un lado, estábamos en un total silencio, eso era incómodo para mí, me estaba poniendo nerviosa

- Milica, ¿estás bien?-

- ¡oh sí!, estoy bien- y solo sonrió.

Branko Petrović

Sonrio porque es obvio que está muy nerviosa, la invite a comer conmigo porque una es mi empleada y dos porque no me gusta comer solo

- vendré por ti a las 3:30 para irnos juntos al casino-

- está bien-

- mmm está rico los Burek, ¿tu lo hicistes?-

- así es-

- están deliciosos-

- gracias-

- pareces más bien chef que administradora-

- lo se, allá en la hacienda pasaba lo mismo, yo de vez en cuando les preparaba la comida a los trabajadores, cocinar fue mi pasatiempo favorito-

- eres excelente, eres una gran mujer-

- gracias- ya no dije nada, no quería que recordara por lo que tuvo que pasar para abandonar la hacienda

- bien, nos vemos al rato- cómo termine de comer me levanté de ahí para irme directo a la bodega.

- hola jefe, ¿qué tal te va?- me saludo Vlad

- bien, ¿qué tenemos por aquí?-

- recibí una llamada de Jamal y quiere un maletín de diamantes Egnima y diamantes redondos brillantes-

- ¿para cuándo?-

- para la semana entrante-

- perfecto, dile que las tendrá en la semana entrante-

- bien- fui adentro para ver cómo iban con las cargas de armas ya que teníamos que entregar a los brasileños que nos tienen esperando dos días, lo bueno es que esta noche saldrá la embarcación y problema resuelto

- ¿qué tal te va con Milica?-

- la verdad, me encanta su compañía, ella es tan diferente a las otras mujeres, no dejo de pensar en ella, cada vez que la tomo de las manos siento una electricidad-

- oye, te estás enamorando de ella- no dije nada, solo sonreí como un tonto puberto, ahí recuerdo que estoy con Nikkola, que por cierto no me ha llamado, porque yo le he marcado dos veces y me manda a buzón.

Ya son las 2:50 de la tarde y salgo de ahí para regresar a la mansión para alistarme e ir al casino, cuando llegue a la mansión me encontré a Nikkola llorando en la sala, tiene su vestido regado de vino tinto, aún lado de ella se encuentra Mili con una copa en la mano

- ¿qué está pasando aquí?-

- amor, tu sirvienta me derramó el vino tinto en mi vestido caro- llegó llorando hacia a mi y me abrazo

- eso no es verdad señor- se defendió Mili, algo brava

- ¡silencio!- tome a Nikkola del brazo y la lleve al despacho

- amor, ¡me estás lastimando!-

- ¿en dónde estuviste ayer?-

- acaso te importa-

- eres mi prometida, mi padre vino anoche a cenar-

- te recuerdo que me dejaste sola-

- lo se y lo siento, tuve un trabajo. Es verdad ¿qué ella te hizo eso?- le señale la mancha en su vestido

- si amor, le pedí que me sirviera una copa de vino y ella solo me derramo el vino a mi vestido- no sabía si creerle o no, pero algo me decía que era puro teatro de Nikkola.