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CONTIGO SÍ...

CONTIGO SÍ...

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe / Polos opuestos enfrentados / Mujeriego enamorado
Popularitas:214.6k
Nilai: 4.9
nombre de autor: JHOHANNA PEREZ

La historia de los Moretti es una de pasión, drama y romance. Alessandro Moretti, el patriarca de la familia, siempre ha sido conocido por su carisma y su capacidad para atraer a las mujeres. Sin embargo, su verdadero karma no fue encontrar a una fiera indomable, sino tener dos hijos que heredaron sus genes promiscuos y su belleza innata.

Emilio Moretti, el hijo mayor de Alessandro, es el actual CEO de la compañía automotriz Moretti. A pesar de su éxito y su atractivo, Emilio ha estado huyendo de las relaciones estables y los compromisos serios con mujeres. Al igual que su padre, disfruta de aprovechar cada oportunidad que se le presenta de disfrutar de una guapa mujer.

Pero todo cambia cuando conoce a una colombiana llamada Susana. Susana es una mujer indiferente, rebelde e ingobernable que atrapa a Emilio con su personalidad única. A pesar de sus intentos de resistir, Emilio se encuentra cada vez más atraído por Susana y su forma de ser.

¿Podrá Emilio atrapar a la bella caleña?.

NovelToon tiene autorización de JHOHANNA PEREZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Sin reservación...

Susana esperaba en su apartamento la llegada de Salvatore cuando una llamada interrumpió su espera.

—Hola, Susi —dijo la voz de Donatelli al otro lado de la línea—. Discúlpame, pero no podré ir contigo al viaje a la Toscana. Me surgió un imprevisto de última hora y debo resolverlo. Pero tranquila, el viaje no se cancela. En mi lugar irá Emilio.

—¿ah no? Yo quería viajar contigo… —protestó Susana con un puchero audible—. El engreído no es nada divertido. Pero bueno, será en otra oportunidad.

—Prometo que te lo compensaré. Además, recuerda que aún tenemos pendiente el tour por la ciudad.

Apenas Susana colgaba la llamada, un sonido potente capturó su atención. Un Aston Martin de última generación se estacionaba frente al edificio. Sus ojos se abrieron como platos.

—¡Oís! Esto no es un carro, ¡esto es un carrazo! Qué nave tan linda, vé... —susurró para sí, maravillada por el vehículo de lujo.

Detrás del parabrisas, Emilio la observaba con disimulo tras sus finos lentes de sol. Sus ojos se deslizaron con descaro por la figura de la caleña. Ella llevaba su cabello ondulado en un semirrecogido natural. No tenía una gota de maquillaje, pero irradiaba belleza. Vestía una camiseta corta azul rey que dejaba al descubierto su abdomen plano, unos jeans ceñidos que realzaban sus curvas y zapatillas deportivas que completaban el look. Fue entonces cuando Emilio notó un pequeño tatuaje de mariposa en su abdomen.

—Me encantaría posar mi boca ahí... —pensó con descaro.

Susana permanecía de pie junto al vehículo, esperando al menos que él bajara y abriera el baúl.

—¿Me va a dejar esperando aquí? —le reclamó, sacándolo de golpe de sus pensamientos.

Emilio reaccionó como si despertara de un trance. Bajó del auto rápidamente, abrió el baúl y dijo con voz neutra:

—Sube. El camino es largo.

—La gente con modales saluda antes de dar órdenes —replicó ella, subiendo al vehículo sin esperarlo.

Él cerró el baúl, pero cuando fue a subir, notó algo que le arrancó un suspiro molesto. Ella estaba sentada en el asiento trasero.

—Montero, ¿cuántas veces tengo que repetir que no soy tu chófer? Sube al puesto del copiloto.

Susana rodó los ojos con fastidio.

—Este viaje será una verdadera tortura. Cómo te extraño, Salvatore… —pensó resignada.

Se bajó sin decir nada y ocupó el asiento del copiloto. Sacó sus auriculares, puso música en su celular y se aisló del mundo.

Emilio la miró de reojo, incómodo por la distancia que ella ponía entre ellos. Su conciencia volvió a atacarlo con crueldad:

—Ni siquiera quiere escucharte… en cambio al imbécil de Donatelli le sonríe con gusto.

Encendió el sistema de sonido del auto. Una suave melodía en inglés comenzó a sonar. Era una de esas canciones que ella solía tararear. Al reconocerla, Susana se quitó los auriculares y empezó a cantar en voz baja, siguiendo el ritmo con naturalidad. Su acento caleño le daba un matiz encantador incluso al inglés.

Emilio la observó fascinado, tratando de disimular la sonrisa.

—Montero… ¿qué planes tenían con Donatelli para la negociación con el señor Balestra? —preguntó de pronto, más por escucharla que por interés real.

—Quedamos en que él presentaría los gráficos y yo explicaría la propuesta y las razones de porque queremos aliarnos con él —respondió ella sin dejar de mirar al frente.

—Montero, Balestra prefiere que los hombres lleven las propuestas. Si tú explicas la propuesta, lo más probable es que nos rechace. Además, no verá con buenos ojos que una novata quiera jugar a empresaria brillante. Y yo no estoy dispuesto a perder esta negociación.

Ella giró el rostro bruscamente, mirándolo con una mezcla de enojo y decepción.

—Perfecto. Entonces negocie usted. Me tienen hasta el gorro los empresarios machistas que no creen que una mujer puede ser igual o mejor que ellos en los negocios. No soy una novata, señor Moretti. Llevo años trabajando en este sector. Quizás mi padre no es un gran empresario ni tengo un apellido de renombre como usted, ni estudié en universidades de élite, pero me he construido desde cero. Sé perfectamente cómo negociar. ¿Sabe qué? Mejor no voy a discutir eso con un hombre que tiene el ego del tamaño de Europa eso es un caso perdido, No entiendo, Si sabía que no podía siquiera hablar, entonces no me hubiera pedido que hiciera este viaje.

Susana no levantó la voz. Pero su tono firme y su rostro rojo como un tomate dejaban en claro su molestia. Luego volvió a encender la música de su móvil, se colocó los auriculares y giró la cara hacia la ventana.

Emilio se removió incómodo en su asiento. Había metido la pata. Otra vez.

Detuvo el auto en la orilla de la vía, se quitó el cinturón y giró hacia ella.

—Montero… escúchame —dijo en voz baja.

Ella no respondió.

Él le retiró con cuidado uno de los auriculares.

—Lo que dije no era para ofenderte. Me has demostrado que eres una profesional muy capaz. Pero también sé cómo funciona el mundo empresarial. Y sí, lamentablemente, hay muchos empresarios machistas… Balestra es uno de ellos. Por eso es mejor que sea yo quien hable en la negociación. No quiero que nos cierren las puertas. Este proyecto requiere del apoyo de Balestra… y de ti.

—Ya lo sé —respondió sin mirarlo, con el tono aún cargado de rabia contenida—. Se hará a su manera. Como siempre. ¿Podemos irnos?

Emilio suspiró, resignado. Quería que se desenfadara. Por alguna razón que no entendía del todo… le importaba esa caleña, más de lo que se atrevía a aceptar.

El resto del trayecto transcurrió en absoluto silencio. Susana se recostó contra la ventana, cerrando los ojos mientras el paisaje toscano se deslizaba ante ella. Emilio, al volante, no supo cómo calmar la tormenta que él mismo había provocado. Cada tanto la miraba de reojo, frustrado por no encontrar las palabras adecuadas.

Faltando poco más de una hora para llegar al apartado hotel en la Toscana, donde debían reunirse con Domenico Balestra, una larga fila de autos los obligó a detenerse. Pensando que se trataba de un atasco pasajero, Emilio esperó unos minutos, pero la situación no avanzaba.

Frunciendo el ceño, bajó del auto decidido a averiguar qué ocurría. Uno de los encargados de seguridad vial se le acercó.

—Lo siento, señor. Hubo un accidente grave más adelante. Ningún vehículo podrá pasar por varias horas.

Emilio regresó al auto con expresión contrariada.

—Montero, tendremos que caminar hasta el hotel. No podemos perder esa reunión. Espero que no tengas problema en caminar.

Susana lo miró sin inmutarse, con una media sonrisa desafiante.

—Por mí no hay problema. El que creo que va a tener problema es usted, que está acostumbrado a andar en alguno de sus autos lujosos para todos lados. Se va a empolvar sus zapatos italianos —dijo, burlona.

—Ja, veremos si puedes seguirme el paso, Montero —respondió él con una sonrisa perversa.

Ambos bajaron del auto. Emilio sacó su maleta del baúl y también el morral de Susana. Sin más palabras, comenzaron su travesía por el camino empedrado rumbo al hotel.

El italiano, de pasos largos y decididos, iba algunos metros por delante. Pero Susana, con los auriculares puestos y música a todo volumen, mantenía el ritmo sin quejarse.

Poco a poco, el cielo se tornó gris. Un viento frío azotó la zona y agitó los árboles con violencia.

—Señor Moretti… va a llover. ¿Falta mucho para llegar? —preguntó ella, mirando al cielo.

—Parece que nos mojaremos. Estamos a unos cuarenta y cinco minutos del lugar —contestó él, cambiando de mano su maleta .

—Bueno… ni modo. Lo importante es llegar, ¿no?

Emilio asintió y ambos apuraron el paso. La brisa se convirtió en una llovizna persistente. Susana, previendo lo peor, guardó cuidadosamente su móvil y documentos en una bolsa hermética dentro de su morral.

Las gotas se volvieron más gruesas. Aunque ninguno se detuvo, Emilio miró hacia atrás y levantó la voz entre la lluvia:

—¡Montero, apresura el paso! Va a oscurecer, y no es seguro caminar con esta lluvia encima.

—¡No me presione, señor Moretti! —replicó ella con fastidio—. ¡Usted camina muy rápido! Mientras yo doy dos pasos, usted da cuatro con esas piernas tan largas que tiene.

Emilio soltó una carcajada.

—¿Te estás quejando, Montero? ¿No dijiste que yo no estaba acostumbrado a caminar?

—No me estoy quejando. Solo pido que sea justo —dijo entre dientes, apretando los labios mientras seguía avanzando.

El camino era cada vez más empinado. La lluvia, ahora torrencial, caía sobre ellos sin piedad. La ropa se les pegaba al cuerpo y los zapatos hacían un sonido molesto con cada paso.

Finalmente, tras una larga caminata, divisaron la entrada del hotel: un edificio rústico de piedra rodeado de viñedos y vegetación húmeda.

Empapados, temblando de frío, entraron al vestíbulo. Emilio no pudo evitar fijarse en Susana: su cabello negro, completamente empapado, caía sobre su rostro; su ropa mojada marcaba aún más su figura, y sus labios temblaban por el frío. Aun así, se veía… deslumbrante.

En recepción ya estaban esperándolos. El conserje salió con una toalla en la mano y una sonrisa profesional.

—Buenas noches, señor Moretti. Bienvenido. Aquí tiene.

Emilio tomó la toalla sin pensarlo… pero al ver a Susana temblando a su lado, se la tendió.

—Toma. Tráeme otra, por favor —le dijo al conserje.

—Gracias —murmuró Susana, bajando su morral y secándose el rostro y los brazos.

El conserje regresó con otra toalla y Emilio se secó rápidamente antes de acercarse al mostrador.

—Las llaves, por favor. Habíamos reservado dos habitaciones.

La recepcionista lo miró con cierta incomodidad.

—Disculpe, señor Moretti. Solo está registrada la suite presidencial a su nombre. No hay ninguna reserva para su acompañante.

Susana frunció el ceño, confundida.

—Debe haber un error. Mi asistente, Brigitte, debía hacer las reservas con antelación. Eran para Salvatore Donatelli y Susana Montero —explicó Emilio, visiblemente irritado.

—No señor, no hay error. La habitación del señor Donatelli sí estaba reservada, pero su asistente llamó a cancelarla y se la asignamos a otro huésped. En cuanto a la señorita Montero… no se hizo ninguna reserva.

Emilio respiró hondo, tratando de mantener la compostura.

—Entonces hágala ahora. Necesitamos cambiarnos y descansar. Estamos empapados.

—Lo lamento, señor Moretti. Estamos completamente llenos. No tenemos habitaciones disponibles por el momento.

Emilio apretó los dientes.

—Brigitte me escuchará… —murmuró entre dientes.

—Quizás no fue su culpa… con tanto trabajo, tal vez lo olvidó —intervino Susana con tono resignado—. No se preocupe, yo me regreso. Finalmente, quien va a hacer la negociación es usted. Yo ni siquiera sé por qué vine.

Emilio la miró, se sentía molesto consigo mismo, con Brigitte… y con todo el universo por ponerlos en esa situación...

1
Silvia Lopez
eya tiene que contarle todo a el
Silvia Lopez
no por fabor que no se peleen susana y Emilio como no se da cuenta susana
Joscarina Figueroa
Por favor autora así no. después que se demuestran confianza y ahora salen con eso entonces después que duda de ella y se lastiman pasa el tiempo y hay se da cuenta de lo estúpido que fue va y le ruega perdón ella de tonta se lo da y allí viene el felices para siempre
no soporto esto
Anonymous
mas capitulos porfa autora
Anonymous
mas capitulos porfa autora
Teresa Gámez
susi tiene que decirle a Emilio lo que está pasando , lo veo injusto que todo lo que ellos han pasado vallan a separarse con pulpa de esas plaga
Viviana Lillo
Me encanta
Malu
Bueno seguí leyendo para ver de qué se trata la venganza de Asdrúbal y la obsesión de Vanessa pero por lo que leí creo que ellos están usando lo que en realidad pasa y es que entré Emilio y Susana amor si lo hay pero lastimosamente ellos no hablan, no tienen la suficiente confianza y así una relación no va hacia ninguna parte y la verdad es mejor que se separen sobre todo porque Emilio dejó de contactarla mientras tenía el problema de la aerolínea y ahora Susana sabiendo las artimañas de Asdrúbal no le contó nada a Emilio mejor cada quien por su lado y así no se hacen daño. Sinceramente da tristeza y con respecto a Susana ella se busco lo que le pasé de ahora en adelante.
Ana Parra
Inconcebible que Susana se deje embaucar tan facil con esa patraña hacia Emilio; Susana donde esta la confianza y seguridad que rige su relación de pareja? donde esta esa inteligencia y sentido comun, si a la primera crees todo lo que te dice esa persona que tu bien sabes no es de fiar y Emilio siempre te lo ha manifestado.
Malu
La verdad yo desde este capítulo dejo de leer y regreso cuando ya pasé lo de la venganza de Asdrúbal contra Emilio porque no quiero ver sufrir a Susana no se lo merece, si se quería vengar porque no lo hizo con la hermana, una prima otra persona que si fuera de su familia y además la que tiene la culpa es la difunta puti perra de la esposa de Asdrúbal que decidió ponerle los cuernos.
Maryiset Inglese
ay noo..! por favor jhoanna que no se distancien, no permitas que ese malviviente de balastra les haga daño, que logren descubrir sus planes y puedan vencer el mal
🦋🌻Yencir Báez P.🌻🦋
Un capítulo Fenomenal mi querida @Jhohanna Perez . Por favor no los separes qué su amor sea más grande y fuerte que la maldad de esos 🦂.
🦋🌻Yencir Báez P.🌻🦋
Hay no 😱😱😱😱😱. Que vas a hacer@Jhohanna Perez ? No los separes porque entonces los dos🦂 ganarán y no puede ser.
Maria Guevara Arbulu
muy bien Susana No desconfíes de Emilio ustedes tienen una buena base en su relación profesional y personal coméntale al abuelo o al señor Alejandro de estas intrigas ellos te ayudarán a resolverlas No caigas en esa trampa seas astuta
Rudis Escobar Espinoza
ay no autora porque tiene que ser así, porque si es tan grande su amor y su confianza van a permitir eso,además porque siempre las cosas malas triunfan, tu eres la autora pero me gustaría que hubiera una vez en que los protagonistas no siempre tengan que sufrir y ya al final queden juntos,que rico que no dejaran que nadie los dañara y juntos lucharan contra todos,desde siempre
Nena Bastida
No escritora si a nuestro cupido nada se le va de las manos siempre va un paso al frente que no logren lo que quieren
Lily Solano
hay mi estimada autora as veces te pones muy malosa das unos giros de 300 grados ,,con la maldad de los villanos,,pero así mismo da otro giro para que no se salgan con las suyas no nos pongas a sufrir
Eneida Atencio
Por fa que no se ponga pajua la novela
Yayi Loaiza Mayor
No me parece justo autora si ivan también con su amor su confianza estaban demostrando que su amor si era real que tenía todo lo que una pareja necesita para ser feliz amor respecto confianza... susy tiene que hablar con Emilio y contarlé todo en eso se basa una relación.. no me parece justo que aunque sea por un tiempo asdrubal y vanessa se salva con la suya en verdad no lo veo necesario quisiera que si hay problema los enfrentarán como pareja apoyándose mutuamente... pero que no se separen que no se hagan daño mutuamente para después arrepentirse y buscar el perdón 😔 de la otra persona ya cuando el daño esta hecho es muy dificil recuperar esa confianza... no veo justo que x personas que no tienen corazón simplemente susy y Emilio sufran se separen y se acabe esa relación tan bonita que tiene es mi humilde opinión autora me imagino que ya tu tienes una historia en tu cabeza o ya escrita quisas pero no hagas lo mismo que con las otras historia que después que hace el daño es que se dan cuenta de lo que estan perdiendo y buscan las maneras de recuperar a la persona que en verdad aman
Critian Lanzas: muy de acuerdo también
Flor Maria Ávila García: totalmentd de acuerdo/Sob//Sob//Sob/
total 2 replies
Maya
Estúpida esa chica se la daba a sabida y le cree a ese hombre porque no le cuenta al abuelo de él para salir de la duda
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