Yandy encuentra a su esposo, después de más de veinte años casados en un encuentro amoroso con su secretaria.
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Corazón
Maciel aborrecía la voz de su esposo, quería decirle que era un completo estúpido y basura de mierda, pero tenía que mantener la calma y mantener la compostura. Callar su rabia en estos momentos, le llevaría a una venganza silenciosa.
—Está bien, acepto ayudarte— por fin contesta Henry.
—Está noche a las nueve te veo en hotel Hilton, en recepción te dirán que habitación es— Ella dice satisfecha con su cometido.
—¿De dónde sacaste dinero para quedarte ahí?
—¿Se te olvido que el señor Gallardo era un gran amigo de mi padre?
—Eso es lo que extraño de vos, siempre tenés contactos importantes.
—Nos vemos Henry— ella sintió alivio al cortar la llamada.
Los ojos azules de Diego la miraban atentamente, instándola a escucharla.
—Sé que estás inquieta, pero no te preocupes Maciel, todo es un proceso y todo llegará a calmarse.
Ella apretó los labios y solo asintió con la cabeza.
Diego pudo darse cuenta de que aún su corazón sufría, que cada herida, le llevará tiempo sanar. Acercó su mano para tocar la mano de Maciel, pero instintivamente ella la apartó, evitando tener contacto con él.
—Maciel, no quiero obligarte a nada, si quieres podemos dejar todo atrás. Sé que no nos conocemos del todo, y que no puedes amarme o quererme de la noche a la mañana.—hizo una pausa y luego continúo— Por muchos años amaneciste con el mismo hombre y debe ser difícil ahora vivir en un lugar extraño y con extraño.
Ella dirigió su mirada hacia los ojos del padre de su nuevo hijo, lo observo por un instante.
—Aún me cuesta asimilar esta nueva realidad, estaba cansada de andar sin maquillaje, estaba cansada de vestir la misma ropa aburrida porque creía que así le gustaba a mi esposo. Pensaba que no necesitaba de vestidos bonitos ni labial en los labios para gustarle. Cuando me vio muy arreglada, su mirada era diferente, siempre quise que me mire con esos ojos. Quería siempre caminar a su lado y no ser su enemiga.
—La naturaleza humana tiene la capacidad de llevarte por caminos pedregosos y oscuros, o por caminos de luz y esperanza, en vos está a donde quieres seguir. Vos decidirás que camino soy. Pero quiero que entiendas que yo jamás voy a dejarte sola, sos la madre de mi hijo y eso lo cambia todo.
—Eres una hermosa luz Diego, gracias por todo tu cariño, quisiera ser más fuerte, pero lo siento, no puedo.
—Los golpes de la vida nos hacen fríos, y nos cambian. Te va a costar dejar ir muchas cosas, pero por ningún motivo vuelvas a llorar por aquellos que te hicieron mal.
—Escuchar su voz era lo que menos quería hacer hoy, mi mente no puede olvidar su forma creativa de lastimar aún más mis heridas.
—Sobrevivir a pesar de tu desgaste emocional, es un reto que te lo mereces, no solo por vos, sino por el inocente corazón que llevas adentro y porque aún Ezequiel te necesita.
—Miraste mis heridas, miraste lo que nadie se atrevió a mirar y eso está cambiando mi vida.
Más tarde Henry se preparaba para el encuentro con su esposa, se puso un traje elegante, creía que sé que sería el salvavidas de Maciel, comportarse como un héroe, con las manos metidas en el bolsillo entró al Hotel, en recepción le dieron una tarjeta con el número de habitación.
Henry abrió la puerta, una guerra de emociones se desató en su cabeza cuando vio a Mariana acostada y esposada en la cama. Un hombre más joven que él lograba que ella se retumbe de placer. El don de la desgracia tenía su propia crueldad, su ego se hundía a causa de su propia cómplice.
María no sospechaba que estaba siendo observada, simplemente disfrutaba del cuerpo fogoso que le hacía el amor, conectar su piel con la de Manuel le hacía olvidar todos los problemas que había tenido antes. A diferencia de Henry que se sentía perdido en una tiniebla sin encontrar ninguna luz.
—¡Mariana!...— gritó desatando su furia Henry.
Tras sobrevivir a varios orgasmos, Mariana sintió el miedo acariciar su piel. Su desesperación fue tanta que como pudo se quitó la venda de sus ojos. Cara a cara se afrontaba a su más cercano aliado. Estaba siendo arrastrada al fondo del caos con solo una mirada.
Henry no tenía más energía para soportar tal engaño, sentía una sensación de quemadura en el pecho, la sensación de ahogo, su cuerpo clamaba un poco de aire, entonces salió rápidamente de la repugnante escena.
No sabía a donde dirigirse; sin embargo, apareció en la entrada del Hotel.
—No sé si es la misma sensación, pero también me sentí mal— dice Maciel parándose en su frente.
Henry aún sufría de agitación, levantó la vista con mucha violencia.
—¿Este era tu plan?— pregunta Henry con la voz algo ronca.
—No. No es parte del plan.
—¿Entonces cuál es el plan?
—El plan se irá desarrollando de acuerdo a los hechos.
—¡Maldita sea Maciel!— grita golpeando la pared.
—Me dijiste que estoy vieja, pero vos también tienes los años encima, Mariana sabe perfectamente eso por lo mismo prefirió a alguien de su edad.
—Maciel, vine porque realmente quería ayudarte, pero ahora te ayudaré a hundirte más. ¡Te lo juro!
—¿Después de toda la mierda que me hiciste, aún quieres arruinarme más?
—Te arruianre hasta que me pidas clemencia Maciel, hasta que me ruegues y me pidas perdon por toda la mierda que me hiciste vivir en casa y en la empresa.
—Henry, desataste una guerra. Tus peores pesadillas estarán muy pronto tocando tu puerta. Te lo aseguró.— dice Maciel sonriéndole en la cara al traidor de su esposo.
—No sabes nada de mis pesadillas Maciel, vivimos por muchos años, pero no sabes nada realmente de mí.
—No es difícil darse cuenta Henry. Hace años vengo estudiándote. La miseria es una, tu madre es otra, se que no soportas la oscuridad y que no te gusta comer solo.¿Quieres que siga?
Henry no quería más flotar en esas verdades putrefactas que Maciel le mencionaba, simplemente agachó la cabeza y se marchó.