TU AMOR EGOÍSTA.

...Al día siguiente....

...Tobías....

¿Cómo se atreve el estúpido de Hernán a estar cerca de mi mujer?.

Si no fuera socio de mi padre lo dejaría en la ruina.

El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos.

— Lo busca el señor Zaragoza. — Me informó mi secretaria.

¿Que quieres ése estúpido aquí?.

— Hazlo pasar.

— Buenos días Tobías.

— ¿A qué debo el honor de tu visita?. — Hablé con sarcasmo.

— Vine a reprender te.

— ¿A reprender me?. ¿Y eso porque?. — Apreté mis manos. Seguro que Raquel le contó todo.

— Me contó tu esposa que le fuiste infiel.

— ¿Eso fue lo que te dijo?.

— Si, creo que ella te ama demasiado porque dijo que te daría otra oportunidad.

— ¿De verdad dijo eso?.

— Aprovecha esta oportunidad, una mujer como Raquel no se encuentra en cualquier lado.

— Créeme, la voy a aprovechar.

— Bueno me voy. — Salió de mi oficina.

Me sentí como el idiota más grande del mundo, Raquel no me mintió, ella en verdad no le contó nada a ese tipo.

Llamé a mi secretaria a la oficina.

— Dígame señor, ¿que necesita?.

— Envie orquídeas a mi casa. Con esta tarjeta.

Mi secretaria la tomó.

Para cuándo volví a mi casa la ví llena de las flores favoritas de Raquel.

Pero mi tarjeta seguía en el mismo lugar sin ser abierta.

— ¿Dónde está mi esposa? — Le pregunté a Genoveva.

— Ella no ha salido de su habitación desde la mañana.

— ¿No ha comido nada en todo el día?.

— No señor.

Subí a la habitación y la ví dormida. Le toqué la mejilla y ella despertó rápido.

— ¿Que quieres?. — Se alejó de mi.

— Me dijo Genoveva que no has comido.

— Yo ...

— Le diré que te traiga la cena aquí.

— Está bien.

Bajé, le pedí a Genoveva que subiera la cena y de paso tomé la orquídea que tenía mi tarjeta.

— Ésto es para tí.

— Gracias. — Tomó la flor y vió la tarjeta pero no la tomó.

— ¿No la abrirás?

— Claro. — La sacó y leyó, su expresión no cambió.

— ¿Me crees?. — Toqué su mano y ella la apartó.

— No tengo más opción que hacerlo.

La cena llegó y ya no quise decirle nada.

...2 Meses después....

Desde hace dos meses Raquel decidió no salir de la Villa.

No quería darle motivos a Tobias para que se enojará con ella.

Hablaba por teléfono con Vladimir.

Siempre le cuestionaba el porque no había ido a verlo y ella decía que tal vez pronto lo haría.

Miguel y Clara organizaron una fiesta para celebrar el cumpleaños de su hija Laila.

Raquel extraña a sus padres y quería aprovechar esta oportunidad para verlos y tratar de hacer las paces con su hermana

Los guardaespaldas le avisaron a Tobias que su esposa salió de la casa y no fue al club.

Tobias empieza a hacer una película en su cabeza.

1 hora después está desesperado por saber a dónde fue su esposa pero aún no recibe noticias.

El teléfono de su oficina suena.

— ¿Que quieres?. _ Gritó enojado a su secretaria.

— Su esposa está aquí y quiere verlo.

— ¿Mi esposa?, ¿estás segura?.

— Si señor ¿la dejo pa...?

Tobias no la deja terminar. Salió de su oficina y al ver a Raquel se lanzó a abrazarla.

Después se apartó de ella y la tomó de la mano.

— De ahora en adelante no necesita ser anunciada para pasar. — Le dijo a su secretaria.

— Cómo diga señor.

— Amor, ¿quieres comer conmigo?. — Le dijo sonriendo.

Raquel asintió con la cabeza.