Beatriz sufre una gran desilusión amorosa y deja de creer en el amor; sin embargo, el día de la boda de su exnovio conoce a un hombre que parece dispuesto a hacerla cambiar de opinión.
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Capítulo 13
El coche se deslizó por las calles iluminadas de Miami, pero Emir apenas notaba las luces de neón reflejándose en el cristal. Estaba recostado en el asiento trasero, los dedos tamborileando en el apoyabrazos, como si quisiera expulsar la incomodidad que Beatriz le había dejado.
“Habibti…” Sonrió solo, recordando la forma en que ella lo miraba con desconfianza, pero también con aquella chispa de valentía que rara vez encontraba en alguien. No se intimidaba con él, no se derretía con sus provocaciones… y, paradójicamente, eso solo lo hacía querer provocar más.
Se suponía que era un juego rápido. Un compromiso falso para callar la boca de la familia y mantener a Nadine lejos. Pero Beatriz había cambiado las reglas sin siquiera darse cuenta. Había algo en ella… algo que lo conmovía de un modo peligroso.
Recordó la confesión de ella sobre el matrimonio arruinado, el dolor escondido detrás de la postura firme. Y por primera vez en mucho tiempo, Emir sintió ganas de proteger a alguien no porque fuera su obligación, sino porque simplemente no soportaría verla lastimada de nuevo.
El chofer preguntó algo sobre el destino, y Emir solo asintió, aún inmerso en sus propios pensamientos.
“No voy a dejarla ir, Beatriz. Quieras o no, ya eres parte de mi vida. Y yo no suelo devolver lo que es mío.”
El coche siguió por la noche, y Emir sabía, con absoluta certeza, que la brasileña de ojos desafiantes no era solo un disfraz para un plan… ella estaba a punto de convertirse en su obsesión.
Día siguiente....
El toque insistente del timbre arrancó a Emir de un sueño perezoso. Él frunció el ceño, pasó la mano por los cabellos despeinados y oyó la voz afligida de doña Consuelo corriendo hacia la puerta.
Así que abrió, la empleada se encogió al ver a Malik y Leila entrando sin ceremonia.
—¿Dónde está el príncipe? —exigió Malik, el tono cortante.
Emir surgió en el corredor, descalzo, con una sonrisa burlona y la camisa semiabierta.
—Buen día para usted también, padre.
Malik no respondió. Apenas le arrojó un periódico en la cara. El titular, en letras garrafales, estampaba:
"Príncipe Rebelde Arrebatado por una Brasileña".
Emir alzó las cejas y, enseguida, estalló en una carcajada sonora.
—¡Esto es maravilloso! —dijo, hojeando las páginas—. Mira esta foto, madre… me veo muy bien en este ángulo.
—¡No hay nada de maravilloso en eso! —rugió Malik—. ¿Enloqueciste?
—No veo nada de malo —Emir se encogió de hombros—. A la prensa le gusta un romance, y yo les di uno.
Leila suspiró, intentando intervenir. —Malik, querido, tal vez no sea tan grave…
—¡Cállate, Leila! —cortó Malik.
Emir inmediatamente endureció la mirada. —¡Respete a mi madre!
El silencio tenso llenó la sala por un instante, y Malik bufó, visiblemente irritado por no conseguir imponerse al hijo.
Malik:_Escúchame Emir o acabas con esa payasada o yo..
Emir:_¿El señor qué? Majestad, ¿va a mandarme al calabozo? ¿No quería que me casase? Entonces conseguí una novia, ¿qué mal hay en eso? Mira madre, Beatriz quedó linda al lado de Donald Trump.
Malik:_Deja de encarar todo esto como una broma, le prometí a la familia de Nadine que ustedes se casarían ¿con qué cara quedo ahora?
Emir:_¡La misma cara de siempre! ¡Yo no pedí que se comprometiera por mí! ¡No me gusta Nadine, creo que es mimada y afectada demás para ser mi mujer!
Leila:_Emir… dime la verdad. ¿Amas a Beatriz o solo estás jugando con ella?
Emir (sonríe de lado, mirando por la ventana antes de responder): —Amor, madre? Eso es una palabra grande… y peligrosa. Pero voy a decirte una cosa… con ella, yo no estoy jugando. Nunca me di el trabajo de proteger a nadie antes… y, por algún motivo, quiero protegerla.
Leila:_¿Proteger? Eso no es muy… ¿noble viniendo de ti?
Emir (mirando en los ojos de la madre, con una sonrisa lenta): —Noble, no… es instinto. Y yo no lucho contra mis instintos.
Leila sonríe al hijo y va a abrazarlo.
Malik revira los ojos y se sienta en el sofá furioso.
Malik:_¿Ya acabaron con la tontería?
Leila:_Malik si ellos se .....
Malik:_¡Ni termine de proferir esa frase! ¡Emir no pienses que voy a dejar que destruyas todo lo que nuestros antepasados construyeron por un capricho! ¡Eres mi heredero, el próximo rey de Nurabia! ¡No puedo permitir que arruines todo!
Emir:_Yo no pedí ese honor, ¡ni siquiera pedí nacer! ¡Amira es la primogénita, ella debe ser la reina!
Malik:_¡De nuevo ese asunto! ¡¿Emir estás loco?! ¡Está contra los reglamentos que una mujer gobierne! Tu hermana puede ser buena gente, ¡pero ella no conseguiría hacer lo que yo hago! ¿Es que no entiendes que eso no puede ser? ¡Aun si ella llegase al trono, ella es soltera! ¡Ella precisaría estar casada o por lo menos de novia para gobernar! Yo ya estaba casado cuando me volví rey. Emir estoy apelando a tu inteligencia, ¿es que no amas Nurabia? ¿No amas a tu pueblo? ¿Será que es eso lo que deseas? ¡Destruir todo! ¿Es eso lo que quieres?
Emir parece pensar.
Emir:_Padre, yo no quiero gobernar Nurabia, no así, no puedo, lo siento, si quiere desheredarme, haga eso, es su derecho, sabe que yo nunca necesité el dinero de la familia y que gracias a las minas de piedras preciosas que yo encontré en la juventud yo soy millonario, no necesito el dinero de los Al Nasser, si quiere obligarme a casar con quien sea no va a conseguirlo, usted sabe que no puede conmigo, soy testarudo y hago lo que se me antoja, en ese sentido somos iguales, no bajamos la cabeza para nadie y el señor sabe eso, no abro mano de escoger a la mujer que quiero para mí ni el señor ni el consejo de Nurabia van a hacerme cambiar de opinión ahora si me dan licencia necesito descansar un poco, la fiesta terminó tarde, te amo madre.
Emir abraza y besa a la madre, después se vuelve al padre, hace una reverencia y sube al cuarto.
Emir:_¡Majestad!
Suite presidencial del hotel...
Priscila arrojó el celular sobre la cama, los ojos chispeando.
—¡Mira esto! ¡Solo hablan del príncipe y de Beatriz! Hablan de nuestro casamiento, ¡pero estamos en segundo plano!
Ella empujó el tablet en la dirección de Jake. —¡Me están llamando de destructora de casamientos y diciendo que un día yo también seré cornuda!
Jake, sentado, miró de reojo para la tela y se encogió de hombros.
—¿A quién le importa?
—¡A mí! —gritó Priscila—. ¿No entiendes? ¡Es mi imagen!
—¡Priscila, basta de ese asunto! —rebató Jake, cansado—. Nosotros nos casamos. ¿No era eso lo que querías? Entonces date un tiempo.
Ella lo encaró, bufando.
Priscila:_¡Odio a Beatriz! ¡Ella arruinó todo!
Jake:_¿No fue tú quien la invitó? ¿No querías restregarle en la cara todo lo que le quitaste? Dio en eso. Bien hecho.
Casa de Beatriz...
El celular de Beatriz no paraba de vibrar. Aún medio soñolienta, ella parpadeó para acostumbrarse a la claridad y abrió los mensajes.
Fernando: ¿Novia? ¿Qué está sucediendo?
Maria: _¿Novia del príncipe buenazo? Hija, ¿por qué no dijiste?
Ella suspiró y rodó la tela. En el grupo de las amigas, la lluvia de mensajes no daba tregua.
Graziela:_¿Cómo en UN DÍA te volviste novia del Al Nasser? Amiga, ¡cuéntame!
Natália: _¡Estás en la tapa de todos los portales! ¿Es serio eso o es golpe?
Renée:_¿Novia? Niña responde que estamos curiosas.
Beatriz cerró los ojos, respiró hondo y pensó: ¡Dónde fue que me metí!