Ella es Karina quien después de morir, se convierte en una concubina destinada al sufrimiento y también a la muerte.
Cómo no está dispuesta a morir en manos de quienes hicieron sufrir a la joven que le ocupa el cuerpo, ella logra hacerse fuerte y hace arder el palacio y de paso también a todos sus enemigos.
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Cena (2/3)
Al siguiente día, todo el mundo en el palacio inició con sus actividades del día a día.
Las concubinas y la emperatriz se reunieron temprano como siempre para chismear en el palacio de la emperatriz, todas estaban felices, pues pensaban que Charlotte sería eliminada por eso delincuentes a la medianoche.
Desde la mañana todas empezaron a tomar vino, y tenían una pequeña celebración, hasta con música incluida.
Charlotte desde su habitación escuchaba con gracias el alboroto que tenían esas mujeres, y se sintió más animada que nunca.
Ella de igual manera cuando llegó Nora, desayuno en compañía de su doncella, y ambas estaban alegres.
Las dos se quedaron en la habitación platicando de algunas cosas, e hicieron planes de ir de compras el fin de semana, y de como Charlotte iniciaría con su plan de ayudar al imperio cuanto antes.
Nora fue quien salió a buscar alimento, y al regresar a la habitación ambas volvían a hablar sobre ayudar al imperio.
Charlotte hasta creó un plan para hacerlo, y llegó a la conclusión, de que se hará emperatriz, para de ese modo, obtener más acceso a fondos.
Por el momento venderá todos sus bienes más preciados, no es que sea la gran cosa, pero eso servirá para ir haciendo algo.
Entre plática y planes de ayuda, llegó la noche y con ella el palacio de las concubinas estaba sumido en un ambiente pesado.
La emperatriz decidió a última hora hacer una cena e invitar al emperador y también a Charlotte, en un homenaje silencioso de que sería la última cena de aquella chica.
La última fue convocada cuando la cena estaba lista y ella decide ponerse su mejor vestido y arreglarse como toda una diva.
Cuando ella llegó al comedor, las mujeres del emperador estaban ardiendo de celos, pues a diferencia de todas ellas que parecían un payaso por todo el maquillaje que cargaban en la cara, Charlotte se veía como una muñeca de porcelana, y su apariencia era delicada como una flor.
El emperador salió a su encuentro y le ofreció la mano para guiarla hasta el asiento que estaba a su lado.
De camino, elogió a Charlotte por su gran belleza, y le dio un beso en unas de sus manos.
Por supuesto que a ella la cercanía con el emperador le hace sentir asco, pero con una sonrisa inocente se aguantó como toda una dama.
Cuando por fin Charlotte estuvo sentada, el emperador también lo hizo y la emperatriz le dio orden a los sirvientes de servir la cena.
Rápidamente los sirvientes pasan a hacer su trabajo, y sirven todo según el estatus de cada uno, claro, dejando a Charlotte por último, esos sirvientes son leales a la emperatriz y a las concubinas.
Cuando se termina de servir la cena, los sirvientes salen del lugar y dejan a los comensales en el comedor, quienes comenzaron a cenar.
Charlotte estaba renuente a comer sus alimentos, pero como esas mujeres no se atreverán a hacerle algo en presencia de aquel viejo loco del emperador, comenzó a comer también.
De forma amable, el emperador le ofreció una copa de jugo de naranja, y ella le agradeció la amabilidad con una sonrisa inocente.
El hombre no pudo evitar preguntar.
—¿Cómo sigue la princesa Charlotte, están sanando sus heridas?— pregunta él con curiosidad, el hombre quiere estar con su concubina otra vez y no disimula sus intenciones cochinas por ella.
Charlotte al conocer sus intenciones oscuras, decide exagerar.
—Soy una persona triste, no puedo estar al lado del emperador debido a mis heridas, que lamentable soy— dice ella de manera exagerada.
El emperador aprieta los dientes y mira mal a la causante de tantos problemas. Quien aún no se ha sanado del todo de los azotes que le propinaron.
Luego pone una mano en el hombro de la pequeña concubina, quien es la más hermosa de sus mujeres y también la más joven.
—No te preocupes pequeña, pronto tus deseos se harán realidad, estoy seguro de que con un poco de descanso todo volverá a ser como antes— dice él con amabilidad y las mujeres del emperador estaban muy enojadas.
Charlotte no puede entender como todas esas mujeres se enojan con ella por semejante hombre tan poco agradecido, sus gustos son muy simples y pobres.
De solo pensar que será tocada por un tirano tan feo como ese emperador, sus entrañas se conmueven.
Ella esconde su desagrado detrás de una sonrisa amable.
—Tengo la seguridad de que pronto estaré en óptimas condiciones, y solo hasta entonces pobre hacerle compañía a su majestad — dice ella con una risilla inocente y el emperador sonríe también, le agrada esa pequeña concubina.
—Bien, por ahora vamos a cenar, que el futuro nos traerá grandes momentos — dice él y Charlotte solo asiente.
Esas mujeres todas tenían un mismo pensamiento, esa concubina tiene que morir está noche y solo hasta entonces, ellas pueden ser felices como antes.
En el harem siempre la que había mandado era Rocío y la emperatriz, y las demás nunca se metían en problemas, porque siempre trataban de complacer a ese pervertido emperador.
Por el momento, en lo que concierne a Charlotte, ella tratara de soportar lo más que pueda, y va a fingir todo lo que tenga que fingir, si mata al emperador, va a quedar desamparada y eso no es bueno, porque quienes apoyan la emperatriz, son todos los nobles corruptos.
La familia de la familia es la del primer ministro, y ese ministro es quien más influencia tiene entre los nobles.
