Ana vive una vida monótona y sin sabor. ¿Estará dispuesta a dejarse llevar por la tentación?
NovelToon tiene autorización de Coralia R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
VAIVENES DE LA NOCHE
Dicho eso, Gabriel me recuesta sobre el gran sillón sin dejar de mirarme directo a los ojos, puedo ver fuego en la profundidad de su mirada.
__ Ana, ¿Estás segura de esto? Si continuamos ya no habrá vuelta atrás.
__ No es la seguridad lo que me mueve en este momento, Gabriel, soy consciente de lo que estamos haciendo pero no me pidas seguridad.
Como si quisiera recobrar la compostura presiona el puente de su nariz y cierra fuertemente sus ojos, suspira y se arrodilla a mi lado.
__ Muero de ganas de hacerte el amor, lo he soñado tantas veces que no hay nada que desee más que materializarlo. Pero temo que luego me odies por eso.
__ ¿Odiarte? Creo que debemos aclarar algo en este momento. Tú no me estás obligando a nada, Gabriel, no me has engañado con trucos o mentiras, no me has apuntado con un arma, yo estoy aquí por mi propia voluntad. No tomes la carga en tus hombros como si fueras responsable por mis actos. Soy una mujer adulta.
__ Lo sé, no me malinterpretes. No quiero subestimarte, ni mucho menos pensar que puedo manipularte a mi antojo. Sé que no eres así.
__ ¿Entonces porqué insistes en eso?
__ Ana, no puedo explicar esto que me pasa. Jamás me he sentido así por una mujer. Tengo la sensación de conocerte hace mucho tiempo y me asusta, para ser sincero.
__ A mí me sucede lo mismo.
__ Pero eres casada...
Escuchar eso de su boca es un cachetazo para mí. Sí, soy casada y estoy en una habitación de hotel con un hombre que no es mi marido, discutiendo si tendremos sexo o no. Entiendo por qué lo piensa tanto.
__ Gabriel, evidentemente mi estado civil es una barrera entre nosotros. No soy yo quien necesita seguridad, eres tú y lo entiendo.
Se levanta y camina por la sala pasando varias veces la mano por su pelo. Toda la comodidad que sentimos hace un momento se ha esfumado y ahora estamos tensos. No era lo que esperaba, no puedo culparlo por dudar y mucho menos por respetarme. Tengo dos opciones, si tomo la iniciativa y utilizo mis armas de seducción seguramente disfrutaremos de una noche apasionada; en cambio puedo pedirle que se vaya y aquí no ha pasado nada. Sé que cualquiera de las dos que elija va a ser respetada por él.
Aunque también hay una tercera opción... Pedirle que se quede y que sigamos conversando, como amigos.
Lo veo que sigue nervioso paseando por la habitación, me levanto del sillón, camino hacia él y lo tomo del brazo, se queda mirándome, tomo su mano y lo conduzco a la habitación. Veo sorpresa en sus ojos y a la vez duda. Hago que se siente en la cama y me siento a su lado sin soltar sus manos.
__ Somos adultos, ambos sabemos lo que hacemos pero no estamos seguros de que sea correcto. No vamos a forzar nada, tampoco vamos a reprimir nada. Esta noche, tú y yo somos personas libres, no existe nada ni nadie fuera de esta habitación ¿de acuerdo?
Lo único que hace es asentir con su cabeza, no deja de mirarme fijo, no veo el fuego que tenía hace un momento atrás, sé que la duda va ganando la partida. No importa, no quiero obligarlo a que haga algo que le pese en su conciencia.
__ No te traje a la cama para que hagamos el amor, si tiene que pasar, pasará. Pero mi intención es que te acuestes, te relajes y yo haré lo mismo.
__ Está bien__ suspira__ Tienes razón, debemos bajar la tensión.
Se recuesta en la cama y pone un brazo bajo su cabeza, yo hago lo mismo y quedamos uno cerca del otro pero sin tocarnos.
__ Pensabas que sería fácil ¿verdad? __ Comienzo a reír a carcajadas. Él rie también.
__ Nunca tuve que pensar tanto para estar con una mujer. Eres mi primera vez.
__ Tú también eres mi primera vez en muchas cosas.
Vuelve el silencio incómodo, cuesta más de lo que imaginé relajarse si el otro está aún tenso.
__ ¿Te gusta el helado?__ Pregunto para salir del terreno pantanoso.
__ Me encanta, ¿Quieres que ordene servicio a la habitación?
__ Sería genial, no creo prudente que volvamos a salir.
__ ¿Sabores?
Pienso un momento y digo:
__ Piña y cholotate con almendras ¿Tú?
__ Amo el chocolate y la crema de frutillas.
Se levanta para hablar por teléfono. Yo me recuesto sobre mi brazo y siento que mi teléfono vibra. Debe ser Gonzalo que prometió escribirme. Miro la hora y son las 3 de la madrugada, me da curiosidad saber si sigue en el bar o ya se ha ido.
El mensaje dice "Cariño, ya estamos en la casa de Daniel, me ha ofrecido un sofá que se hace cama, espero que hayas tenido una noche relajante y descanses. Nos vemos mañana. Te amo" No le respondo para que no sospeche nada, ya que supuestamente a esta hora debo estar en mi quinto sueño. Pero me quedo intrigada de saber si me dice la verdad, quizás sea que estoy proyectando mi propia falta sobre él, pero hay algo que me dice en mi interior que eso no es cierto.
Despejo mi mente un poco, recuerdo que prometí a Gabriel que nada ni nadie fuera de la habitación importa esta noche.
Vuelve a la cama y esperamos que llegue el servicio. A los pocos minutos golpean la puerta y Gabriel abre, todo pasa muy rápido. Detrás del muchacho que trae el helado y otras cosas que pidió Gabriel se escuchan risas y voces fuertes, hay una que distingo entre todas, una que conozco muy bien, una voz que he escuchado todos los días de mi vida los últimos 12 años, la voz y la risa de Gonzalo. Me apresuro a asomarme rápidamente por encima del hombro de Gabriel, cuidando que nadie me vea. Miro un grupo de hombres, 4 en total, todos abrazados con una hermosa mujer cada uno, ríen y caminan en zic zac, evidentemente están ebrios. Me asomo un poco más en el pasillo y veo que las 4 parejas entran en habitaciones diferentes. Gonzalo está a 3 cuartos de donde me encuentro. Quedo pasmada, sorprendida, estupefacta.
El chico del servicio ya se ha retirado y Gabriel adivina lo que estoy haciendo, si bien lo vio desde lejos en el bar sabe quien es el que se metió en esa habitación con la rubia despampanante.
Nos miramos los dos y entramos cerrando la puerta detrás.
No puedo creerlo, no sé si son los nervios o qué pero miro a Gabriel y lanzo una carcajada, él también ríe y me abraza, seguramente creerá que me siento mal por lo que he visto pero la realidad es que no, no me siento mal, me parece una broma del destino que ambos nos estemos engañando en el mismo hotel y en el mismo piso. Es una ironía bastante graciosa.
__ ¿Qué quieres hacer?__ Me pregunta.
Tomo el pote de helado con una cuchara y me dirijo a la habitación, miro sobre mi hombro y digo seductoramente:
__ Comer mi postre, ¿vienes?
Puedo sentir la energía otra vez, a la distancia, siento que Gabriel ha cambiado su actitud por completo. Será que ya no le pesa tanto engañar a mi "pobre marido", pero lo siento, puedo percibir otra vez ese vaivén enérgico que me eriza la piel. Recojo mi vestido hasta arriba de mis rodillas y me siento en el medio de la cama, tomo el pote de helado y comienzo a comer, saboreando cada bocado. Gabriel está en la puerta, de brazos cruzados lamiendo su labio superior como si él también disfrutara del postre.
Me pregunta mientras desabrocha su camisa si me molesta que se la saque para estar más cómodo.
Muevo mi cabeza hacia uno y otro lado para responder que no.
Como una señal divina, hemos obtenido el permiso del universo para estar juntos esta noche. Atrás quedan la duda, el remordimiento y los complejos. Lo verdaderamente bueno está por venir.