EL FUEGO QUE NOS QUEMA

A la mañana siguiente, Said abrió los ojos con pereza, cuando notó que estaba a un centímetro de Lina su corazón dio varios vuelcos, sus hermosos labios carnosos estaban casi pegadas a sus labios. Su cuerpo se encendió en llamas exigiéndolo devorar esos rosados labios. El se sacudió la cabeza y se levantó apresurado dirigiéndose a la ducha para bajar su ardiente temperartura con una ducha de agua fría.

Lina se despertó tras escuchar el sonido del agua, se puso en pie muy nerviosa, esperando en la puerta su turno para bañarse. Después de un rato Said salió, el olor que emitía era embrigante y fresco, Lina bajó la mirada al verlo y sin decir más entró a prisa al baño.

Al salir el ya no estaba, al fin podía respirar. Se dirigió al armario y cogió un hermoso vestido verde oscuro con unas pequeñas aberturas en el hombro y piernas. Hizo su rutina diaria y bajó al comedor. Su supuesto suegro estaba en la mesa junto a Said, desayunado. El al verla sonrió con satisfacción.

—Hija ven siéntate de mi lado—mientras le ofrecía el asiento.

—Gracias Señor Camay.

—Carambas niña, no me llames asi, ahora llámame papá—Agregó Camay con tono amable, mientras sonreía.

Lina muy sonrojada solo asintió con la cabeza y sin querer miró a Said, quien estaba serio al otro extremo comiendo en silencio con mucha elegancia.

—Hija te seré muy directo, deben darme un nieto pronto, muero de ansias por tener a muchos pequeños corriendo por la casa.

Lina se atragantó con el pedazo de carne que comía, tosió mucho intentando pasarlo, después de pasar la comida dio un profundo respiro.

—yo…

—Claro que si padre, te daremos muchos nietos—Respondió Said con tono malicioso, sin dejar de verla.

—Eso me gusta, deben de trabajar muy duro, hasta que no me den la grata noticia no me iré a ningún lugar.

—Pero padre, dijiste que ni bien me casara te irías a New Yorw, con el Tio Wil. —Dijo Said, sonando un poco desesperado.

—Cambié de opinión, ya lo dije.—respondió Camay muy serio e imponente.

Lina estaba más nerviosa, sus piernas temblaban, de solo pensar que de estaría ligada a su pecado con piernas por no se cuanto tiempo más.

"¿Cómo demonios se lo safarian?"

Said sonrió disimulando su molestia.

—Está bien padre, estamos trabajando ya en ello todas las noches—respondió Said con una sonrisa traviesa.

Lina se puso más roja de lo que estaba al punto de que le salga humo por las orejas. No sabía cómo esconder su cara.

—Caray eso me gusta. Bueno Bueno este anciano se retira, iré a jugar golf con mis amigos, al fin puedo disfrutar de la vida sin trabajos.

Tras irse Camay, Lina no pudo aguantar más la situación.

—¿Qué diablos haremos?.

—Solo hacer un bebé, es la única solución —dijo el hombre en tono bromista.

—Estás loco.

—Ya me encargaré de eso, descuida—se puso en pie y se acomodó la corbata—Nos vemos, voy a la Empresa.

—Quiero ir, ya estoy bien, extraño mi trabajo.—dijo Lina en tono suplicante.

—Te quedas y punto una semana más.

Dicho esto salió dejando a Lina con la palabra en la boca....