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Mis Mejores Errores

Mis Mejores Errores

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Reencuentro / Dejar escapar al amor / Romance entre patrón y sirvienta
Popularitas:1.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Milagros Reko

Alison nunca fue la típica heroína de novela rosa.
Tiene las uñas largas, los labios delineados con precisión quirúrgica, y un uniforme de limpieza que usa con más estilo que cualquiera en traje.
Pero debajo de esa armadura hecha de humor ácido, intuición afilada y perfume barato, hay una mujer que carga con cicatrices que no se ven.

En un mundo de pasillos grises, jerarquías absurdas y obsesiones ajenas, Alison intenta sostener su dignidad, su deseo y su verdad.
Ama, se equivoca, tropieza, vuelve a amar, y a veces se hunde.
Pero siempre —siempre— encuentra la forma de levantarse, aunque sea con el rimel corrido.

Esta es una historia de encuentros y desencuentros.
De vínculos que salvan y otros que destruyen.
De errores que duelen… y enseñan.
Una historia sobre el amor, pero no el de los cuentos:
el de verdad, ese que a veces llega sucio, roto y mal contado.

Mis mejores errores no es una historia perfecta.
Es una historia real.
Como Alison.

NovelToon tiene autorización de Milagros Reko para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 1 "te odio"

Prólogo

A veces las cosas terminan así.

Y por más que intentemos juntar los pedazos,

jamás vuelve a ser una pieza completa.

La verdad… ya ni me importa.

A veces el amor se va sin cerrar la puerta.

Y una se queda ahí, sentada, con cara de boluda,

esperando volver a sentir lo que ya no está.

Pero no.

No vuelve.

Y una aprende —con los ojos hinchados y el orgullo hecho pelota—

que el pasado, ahí queda.

Y que lo único que queda por hacer…

es aceptar lo que se fue y no va a volver a ser.

Esta es la historia de cómo me equivoqué muchas veces.

Y de cómo, entre error y error,

me fui encontrando.

O algo así.

Capítulo 1 :“Te odio”

El teléfono de Alison vibró sobre la mesa. La pantalla se iluminó con un mensaje que le detuvo el corazón por un instante:

“Te extraño.”

No tuvo tiempo de procesarlo cuando otro llegó, directo al pecho:

“¿Sabés por qué no voy a seguir insistiendo? Porque no tenés la menor intención de dejar a tu marido. Sé que tenés miedo, como decís, pero ya no voy a insistir más. Si realmente hubieras querido, ya le habrías hablado. Lo peor es que me ilusionás. Igual, me di cuenta de que ya no sos la misma. Besos. Voy a cambiar el número, así no te molesto más. Cuidate mucho.”

Alison sintió un nudo en la garganta. La rabia y el dolor se mezclaban, ardiéndole en los ojos. Apenas intentaba comprender lo que estaba leyendo, cuando apareció otro:

“TE ODIO.”

Así, en mayúsculas.

“Ojalá nunca te hubiera conocido. Te odio. En realidad, me odio a mí por creerte. Sos una manipuladora.”

Ya no pudo contenerse. Con el pulso tembloroso, los dedos volaron sobre el teclado, apretando cada letra con furia:

—La verdad, me cansé. ¿Cuánto más tengo que aguantar? No quiero seguir en tu juego perverso. Que seas feliz y encuentres a alguien que pueda satisfacer tus necesidades, porque evidentemente yo no soy esa persona. No tengo que dejarme pisotear por nadie. Pensá lo que quieras. ¿Querés creer que soy una manipuladora? Perfecto, lo soy. Pero recordá quién insistió en que fuéramos novios: vos. El que quería vivir conmigo y después se echó atrás: vos. Pero claro, la mala siempre soy yo. Si poner límites me convierte en una manipuladora, entonces acepto ese rol. Chau. Que tengas una buena vida.

Se quedó mirando la pantalla, el pecho agitado, como si acabara de correr una maratón. A pesar del dolor, algo dentro suyo se sentía… liberado.

Cinco minutos después, el celular volvió a vibrar.

“Besos. Cuidate. Una lástima que todo termine así. No te voy a volver a molestar.”

Y luego, otro:

“¿Te acordás de aquella tarde en la plaza? Estábamos tirados en el pasto. Hoy entiendo cuando me decías que te daba miedo que todo terminara mal. Tenías miedo de no volver a ver ni hablar con alguien que te importaba tanto.”

Alison se dejó caer al suelo del departamento. Cerró los ojos y, por un instante, dejó que los recuerdos la invadieran: el sol tibio, la risa compartida, la mano apretando la suya.

—Sí… ese era mi miedo —susurró, con los dedos temblorosos—. Pero las cosas no cambian. Me decís que me odiás, que soy manipuladora. Pero más manipulador que vos, no creo.

La respuesta llegó rápido:

“Te pido mil disculpas. Sé que eso no cambia nada. Voy a cambiar el número, así no te molesto más. Voy a tratar de olvidarte, que es lo más difícil. Ya te lo dije: soy una mierda de persona.”

Alison suspiró largo. Las palabras la atravesaban como agujas, pero trató de mantenerse firme.

—No sos una mierda. Sos impulsivo. No medís lo que decís. A veces, cuando estamos enojados, decimos verdades que duelen. Si sentís que me odiás porque te lastimé, entonces lo mejor es alejarnos, para no seguir hiriéndonos.

“No te odio” —respondió él enseguida— “pero saber que no voy a poder hablarte más, ni verte, me parte al medio. Sabés que te amo un montón. Sos mi debilidad.”

Ella se quedó en silencio unos segundos, conmovida por esa frase que tanto había deseado escuchar… pero en otro momento.

—Sos muy importante para mí, muy especial. Pero no podemos seguir así. No está bien seguir lastimándonos.

“Te quiero demasiado y me volvés loco” —dijo él— “pero voy a respetar tu decisión. No puedo obligarte a que me ames. Esto va a doler mucho. Te deseo lo mejor. Te quiero.”

Esa noche, Alison se durmió llorando. El insomnio la acorraló hasta que el llanto la dejó sin fuerzas.

A la mañana siguiente, vio un último mensaje que había llegado en la madrugada:

“Lo único que puedo decirte es que te quiero. Sos alguien tan difícil de olvidar. Solo recuerdo tomar tu mano y caminar. Mirar a mi izquierda y verte ahí, apretando mi mano solo para hacerme saber que estabas conmigo. Una y mil veces vi en tus ojos tanto… pero tan poco al mismo tiempo, que no supe cómo leerlos a tiempo. No sé si vas a leer esto, quizás ya estés en otros brazos. O quizás yo, por despecho, esté con alguien más. Pero ninguno de los dos está donde realmente pertenece. Solo quiero… solo quiero que me ames una vez más.”

Alison se quedó mirando el mensaje durante un largo rato, con los ojos hinchados y el alma hecha trizas. Con un impulso, marcó su número.

Esperó.

Nada.

Lo intentó otra vez.

Silencio.

Tal vez la había bloqueado.

Tal vez, como dijo, ya había cambiado su número.

Lo había perdido para siempre.

Así terminan las historias que nunca empiezan bien.

¿Cómo llegué a esto?…

Les comenzare a contar desde el principio.

1
Milagros Reko
me gusto
Yoichi Hiruma
Quiero más, no te detengas😣
Laelia
Deseando que publique mas cap ahora mismo
Milagros Reko: ¡Muchas gracias por tu comentario! Me hace feliz saber que estás disfrutando de la novela. ¡El próximo capítulo llegará pronto!
total 1 replies
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