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Manual Para No Morir Otra Ves

Manual Para No Morir Otra Ves

Status: Terminada
Genre:Completas / Dominación / Enfermizo / Venganza de la Esposa / Multi-reencarnación
Popularitas:227.6k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Amilkar

Estas acostumbrado a leer novelas de reencarnacion en donde la protagonista reencarnada se vuelve poderosa, ¿que pasaria si esta novela no es como las demas? ven y lee algo diferente, algo que sin duda te gustara.

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿De quién fue la brillante idea de sacar la ouija?

El grupo llevaba horas bebiendo, charlando y burlándose de cualquier cosa que saliera en la conversación. Clara, sentada en una silla plegable que no podía lucir más fuera de lugar, era el centro de atención. Vestía unos shorts blancos carísimos, una blusa que gritaba "esto no es ropa para acampar", y botas de trekking que parecían de catálogo.

 —Miren esta pinta. Parezco lista para un desfile de "campistas elegantes". Si me embarran los zapatos, alguien va a perder los dientes, ¿me oyen? —anunció mientras se servía un trago.

 —Clara, ¿por qué viniste si tanto te quejas? —preguntó Marta, tratando de encender la fogata con poca gracia.

 —Porque me rogaron. Admitan que sin mí, esta excursión sería un velorio. —Clara puso los ojos en blanco y levantó su copa—. ¡Salud por mi sacrificio!

Cuando por fin lograron encender la fogata, Marta sacó una tabla de ouija de su mochila. El grupo se quedó en silencio.

—¿Qué carajos es eso? —preguntó Clara, levantando una ceja.

—Es una ouija. Vamos a hablar con los espíritus —respondió Marta emocionada.

Clara se rio tan fuerte que casi derrama su trago.

—¿Espíritus? Marta, si quiero hablar con muertos, llamo al SAT, que ahí seguro me contestan más rápido.

El grupo soltó una carcajada, pero Marta se puso seria.

—Habla en serio, Clara. Esto no es un juego.

 —¡Ah, claro que no! Porque lo que todos sabemos es que los muertos tienen tiempo libre para atender nuestros caprichos. —Clara dejó su copa en el suelo y se acomodó en el círculo, fingiendo interés—. A ver, Marta, ¿cuántos muertos tienes en tu WhatsApp?

El grupo volvió a reír, aunque Marta intentaba mantener la seriedad. Colocó la ouija en el suelo y les pidió que pusieran sus dedos sobre el puntero. Clara lo hizo con desgano, suspirando como si estuviera a punto de leer las instrucciones de una licuadora.

—Espíritu, si estás aquí, danos una señal —dijo Marta con voz solemne.

Clara no pudo evitarlo.

—Espíritu, si estás aquí, tráeme unas empanadas y un jugo de lulo. Estoy que me muero de hambre.

—¡Clara, ya basta! —protestó Marta.

—¿Por qué? Si son fantasmas colombianos, seguro traen algo para picar. No seas envidiosa.

El puntero no se movió. Clara chasqueó la lengua.

—Ah, ya entendí. Están esperando propina. Marta, pásame un billete de veinte mil para invocar al "fantasma del aguacate caro".

Todos rieron, menos Marta, que se levantó indignada.

—¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Pero cuando algo raro te pase, no me vengas a buscar.

Clara rodó los ojos y miró a Daniel.

—¿Tú crees en esta pendejada?

—No mucho, pero prefiero no jugar con eso. —Daniel trató de sonar serio, pero Clara ya estaba cansada de tanta solemnidad.

—¡Por Dios, Daniel! Has jugado más con mis sentimientos que con cualquier cosa seria en tu vida. —Lo miró con picardía—. ¿O miento?

Él no pudo evitar sonreír, aunque no respondió.

La noche continuó con más burlas de Clara, haciendo voces terroríficas cada vez que alguien intentaba hablar en serio. Cuando finalmente todos se fueron a dormir, ella y Daniel compartieron su pequeña carpa.

—Están dormidos, ¿cierto? —susurró Clara mientras se quitaba las botas con poco cuidado.

—Creo que sí… —respondió Daniel, aunque su tono no era muy convincente.

—Pues que se jodan. —Clara se acercó a él, acomodándose en el espacio reducido—. Porque te advierto algo: esta carpa puede ser pequeña, pero mi paciencia es más chiquita. Y llevo todo el día queriendo que me beses como la gente decente.

Daniel rió por lo bajo y se inclinó hacia ella.

—¿Gente decente? Tú y yo sabemos que eso no nos describe.

Los besos comenzaron a subir de intensidad, y Clara, con la gracia de quien no le importa nada, se movió hasta quedar sobre él. En medio del silencio del bosque, soltó una carcajada.

—¿Qué pasa? —preguntó Daniel, confundido.

—Nada, es que acabo de pensar en lo que diría Marta si nos escuchara. Probablemente llamaría a los espíritus para separarnos.

—Clara, cállate —dijo él entre risas, intentando que bajara la voz.

—¿Por qué? ¿Te da pena? Mira, Daniel, si alguien nos escucha, que se considere con suerte. Les estamos dando entretenimiento gratis.

Daniel negó con la cabeza, aunque su sonrisa lo delataba.

Al regresar a casa

Después del campamento, Clara regresó a su enorme mansión. Cuando abrió la puerta, su nana, Gloria, la recibió con una sonrisa cálida.

—¡Feliz cumpleaños, niña!

—Gracias, Gloria. —Clara dejó caer su bolso en el suelo y se estiró, luciendo más cansada que agradecida.

—¿Y mis papás? ¿Llegaron?

Gloria negó con la cabeza.

—Dejaron una nota y regalos para ti en la sala.

Clara resopló.

—¡Ay, qué sorpresa! Porque nada dice "amor de padres" como dejarme un montón de cajas y un papelito.

Entró a la sala y vio la montaña de regalos perfectamente envueltos. En la cima, una nota. La tomó y la leyó en voz alta:

"Feliz cumpleaños, hija. Pásala fenomenal. Con cariño, mamá y papá."

—¡Ay, sí, fenomenal! Qué bonito detalle no estar en mi cumpleaños número… ¿cuántos cumplo, Gloria?

—Veintidós, niña.

—Eso, veintidós. Lo mismo que las veces que han faltado a mis cumpleaños. —Clara dejó caer la nota sobre la mesa y se dejó caer en el sofá.

Gloria la miró con preocupación.

—¿Estás bien, mi niña?

Clara suspiró y se encogió de hombros.

—Pues sí, Gloria. Total, yo ya sabía que estos dos eran más fantasmas que los de la ouija de Marta.

La nana no pudo evitar reír, aunque trató de ocultarlo. Clara miró los regalos y sonrió de medio lado.

—Bueno, al menos me queda consuelo en forma de bolsos y zapatos caros. ¡Feliz cumpleaños a mí misma!

Y así terminó el día, con Clara rodeada de regalos y reflexionando sobre lo absurdo de su vida. Para ella, todo estaba bajo control, sin imaginar que su mundo estaba a punto de cambiar por completo.

(ya esta novela la habia publicado, pero la elimine por razones un poco personales, pero aquí esta de vuelta)

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Mabel Coto
Decir excelente sería quedarme corta, lo adoré desde el primer capítulo. Trama más que interesante con comedia incluida. Felicidades, siga así, y demás está decir que pienso seguir leyendo sus novelas. Gracias!!!
Mabel Coto
Me encanta cuando la escritora deja comentarios entre paréntesis!!!!
Mabel Coto
ni nosotros 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Mabel Coto
Ella es única, les digo que desde que empecé a leer no he podido parar,me he reído tanto que hasta me he orinado. Escritora,siga así!!! 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 ella que no tiene filtros !!!!!
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 desde que empecé a leer esta novela, no he parado de reir !!!!
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Mabel Coto
Intercambio cultural!!!!! jajaja 😂 😂 😂 😂 😂 😂 😂 😂
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 Dale con todo Aranza, tú puedes!!!!!
Mabel Coto
Por unanimidad, este cumple con las expectativas de todas las lectoras 😜😜😜😜😜
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 creo que me acabo de orinar!!!!
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 a mi tambien me dolería mucho, un poquito de almíbar le vendría bien
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 Esa gotica es de lo peor
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣 es que no tenía hambre
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 Clara va a poner ese mundo patas arriba!!!!!
Mabel Coto
🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Mary Lemos
me encantó una narrativa alegre
Cele Recabarren
la vine a leer por que la recomendaron no savia que leer y justo vi la publicación y ya entrada me gusta
Verónica Lorena mendoza
si hay una historia que recomiendo justamente está ,me encanta, de principio a fin ,las ocurrencias de la protagonista,un verdadero caos Felicitaciones a la escritora ...
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