El Contrato De Los Hermanos

(Johannes Balam)

Un nuevo comienzo.

‘Esto es’.

‘Horrible’.

Fue lo primero que dije cuando note que era un bebe.

Un pequeño bebe.

Ahora sabia que se sentia ser tratado como un muñeco, o algo parecido.

Haa.

Suspire profundamente al ver que esto es lo que seria mi nueva vida.

Nueva vida.

Después de haber hecho un trato con la muerte, ahora estaba en este mundo.

Tenia cosas que hacer.

No podía quedarme aquí sin hacer nada.

Pero ahora tenia un problema mas grande.

Me estaban dando ganas de hacer del dos.

¡Odio ser un bebe!.

Eso implicaba un gran sacrificio, porque tendria que volver a exponerme ante la niñera y las sirvientas que sonreian y a la vez decian wakala al ver mis desastres.

‘Que pena’.

Sentirme avergonzado y no poder hacer algo mas que decir algun balbuceo de bebe.

Quiero pelear, quiero luchar.

Suspire con tristeza ante mi situacion y por desgracia en ese suspiro salio todo el desayuno que había comido.

‘¡Ayuda!’.

No pude evitar sentir frustracion.

Baje mi mirada pensando en la desgracia que sentia y mis lagrimas se empezaban a formar.

¿Por que yo?.

Si mis hermanos menores se enteraran todos se reirian de mi.

En eso se abrio la puerta para que la niñera entrara.

“¡Oh, joven maestro!”.

La niñera con una sonrisa y una mano en la nariz se acerco.

“La leche de la duquesa si que es especial”.

“...”

Solo la mire con ojos de deja de recordarme ese tema tambien.

La situacion en si es un desastre completo.

‘Recuerda, los bebes crecen rapido’.

Muy rapido.

Al menos eso quiero creer.

Solloce ante mis desgracias internamente y deje que se encargaran de mi.

¡Quiero crecer!.

¡Ayuda!.

¡Tu! ¡dios!, ¿como se te ocurre hacerme esto?.

Cuando la niñera termino de cambiarme una vez mas la puerta se abrio.

La mujer de cabello rojo sus ojos de color verdes y un hombre de cabello negro y sus ojos azules claros.

“¿Como la ha pasado mi niño?”.

La voz dulce de la mujer me hizo sonreir.

Aunque es una desgracia ser un bebe, el cosquilleo que sentia en mi corazon es calido.

Nunca había sentido el amor de padres asi que todo esto es extraño.

Esas personas son mis padres en esta vida.

Cristian y Mar Balam.

Los duques de Balam.

Y yo por cosas del destino me llamo Johannes Balam.

Al menos conservaba mi mismo nombre de mi vida anterior.

Senti el calido abrazo y después las manos duras de Cristian Balam y el hombro duro donde termine siendo recargado.

“Mi hijo es algo especial”.

“Escuche que es muy tranquilo y casi no llora solo cuando hace del baño”.

Mar Balam asintio con una sonrisa calida a las palabras de Cristian.

“Si, se parece a ti”.

“Cabello negro, ojos azules profundos con ese caracter serio pero duro”.

Los dos la miramos con conflicto.

¿En serio me parezco a él?.

Mire a Cristian con ojos confundidos, aunque teniamos los mismo rasgos no sentia que tuvieramos el mismo caracter.

El tambien me miro como buscando algo similar y vimos al mismo tiempo a Mar que empezo a reirse.

Pronto empezo a caminar para salir de la habitacion y nos quedamos mirando el paisaje por la ventana.

Por dentro se sentia calido por piedras de fuego que mantenian la temperatura calida, pero afuera había una tormenta invernal.

La nieve se acumulaba mas y mas por toda la zona montañosa.

“¿Como te sientes?”.

Cristian volteo a ver a Mar con una expresion algo preocupante.

“Bien, aunque me he sentido mas cansada últimamente”.

Mar dijo, se levantaba y al poco tiempo se cansaba y se volvia a acostar.

El duque se veía un poco preocupado, pero tal vez es porque dio a luz y estaba cuidando del bebe.

"Todo estará bien, tienes el collar que te proteges".

El collar que tenia en su cuello era especial.

No solo la mantenia en temperatura ambiente en un clima helado si no tambien había un tipo conjuro que ayudaba que quien lo tuviera estuviera bien de salud o de una forma estable.

Asi que era cuestion de tiempo para que ella mejorara y cuando termine la tormenta tambien iriamos a la iglesia para que recibiera un poco de purificación divina para que este mejor de salud.

No había pasado mucho desde que había llegado a este mundo asi que hasta ahora solo sabia esto.

Este mundo es interesante de alguna forma.

Hasta ahora lo único que podía hacer es pasar el tiempo con ellos y después soportar a las sirvientas que lo cuidaban junto con la niñera.

Al menos podría decir que las mujeres de este mundo son guapas asi que la atención no eran tan malo.

A finales de Enero fue cuando las tormentas bajaron un poco y Cristian llego para cargarme y salir de la habitación.

"Vamos".

"Tengo que presentarte a un amigo".

Lo mire con curiosidad.

¿Un amigo?.

Aun cuando pudiera decir que no quería ir, no podría hacer nada, es decir solo tengo cuatro meses de edad.

Cristian camino llevándome en sus brazos y cuando menos me di cuenta, el caminaba hacia la puerta principal.

¿Acaso no vas a cubrir con una cobija?.

¿Me vas a matar congelado?.

La nieve seguía en toda la zona, dentro del castillo estaba lleno de piedras de fuego y mas en mi habitación para mantenerlo cálido.

Mire a Cristian con ojos horrorizados y al salir al exterior solo pude cerrar los ojos con fuerza para sentir el frío aterrador.

¡Moriré!.

¡Esta loco!.

‘...¿Eh?’.

Los pasos en la nieve se escuchaban por parte de Cristian y fue cuando me di cuenta.

¿Por que no siento frio?.

Confundido abri los ojos solo para descubrir que el frio no me afectaba.

¡¿Que es lo que esta pasando?!.

Grite en shock.

Voltee a verlo pidiendo explicaciones.

Cristian como si nada empezo a decir.

“Nuestra sangre viene de los espiritus de las nieves, los Balam nunca tendran frio en su elemento”.

‘Ah’.

Es cierto.

Los Balam tienen el elemento de hielo.

Eso me incluye.